Ducati, que había empezado la temporada muy dubitativa, decidió el pasado martes sacar del cajón de los recuerdos la centralita que habían ideado para el 2008 pero que, nadie sabe por qué, estaba arrinconada en la sede de Borgo Panigale, pegadito a Bolonia. "Cambiar el software y volver todo a su sitio", explicó ayer un pletórico Stoner. "Soy feliz, muy feliz, no porque he vuelto a ganar, cosa que no lograba desde el debut de este Mundial en Qatar, sino porque en un trazado como Donington, totalmente distinto al de Barcelona y con un asfalto y clima también diferentes, nuestra Desmosedici ha ido de perlas. ¡Ojalá hallemos, de nuevo, el truco para ser más rápidos!".

Mientras, Valentino Rossi ya sabía antes de empezar la carrera que no podía ganar a Stoner. El también se admiró de lo veloz que fue el australiano bajo cualquier meteorología. Además, antes de empezar la carrera, Bridgestoner estaba lejos de Valentinik . Y sigue lejos, a 45 puntos, casi dos victorias. "Así que --explicó ayer el Doctor-- el objetivo era controlar a Dani Pedrosa e intentar mantenerlo a raya". Por eso, cuando el discípulo de Alberto Puig llegó hasta Rossi, transcurrida casi media carrera, el heptacampeón se puso las pilas y decidió que el tricampeón catalán no podría con él.

"En mi pulso con Stoner le gano 6-2 en las ocho carreras que hemos disputado, pero con Dani perdía 3-4 y, al imponerme hoy por ayer, hemos empatado a cuatro. Es evidente que, de momento, mi rival por el título es Pedrosa". De ahí que Rossi estuviese ayer muy satisfecho de su carrera. Bueno, de la carrera que mantuvo con Pedrosa.

Ni una mueca de más, ni de menos. El catalán reconoció haber pasado "uno de los peores fines de semana de los últimos tiempos" "Me caí el viernes, se me reprodujo el dolor de la caída de Barcelona, llovió el sábado, me clasifiqué horriblemente para la parrilla partió en novena posición, tercera fila y, justo en la salida, temí que me tirasen", dijo antes de admitir como "muy positivo" el tercer puesto.