El máximo representante del rugby autonómico, el Extremadura CAR Cáceres, ha vivido una situación delicada durante las últimas semanas para ayudar a sus jugadores de Oceanía a regresar a sus respectivos países. Son los casos del samoano Leo Tavita y los fiyianos Noa Bola y Adriano Talemaisuva, que finalmente no han podido volver y se han quedado ‘atrapados’ en España, aunque desde luego no desamparados.

El club, que milita en el grupo C de la División de Honor B, previendo lo que podía suceder, decidió a principios de marzo adelantar la gestión de los larguísimos vuelos desde Madrid, que incluían varias escalas. En principio, Tavita tenía billetes con destino a Apia. la capital de Samoa, y Bola y Talemaisuva para Nadi, una de las ciudades más importantes del archipiélago de Fiyi, también en pleno Pacífico. La fecha de las reservas era el 24 de marzo.

Sin embargo, todo empezó a complicarse por el estallido del coronavirus a nivel nacional y mundial. «Aquella primera semana de marzo contactamos con las embajadas e incluso con la Unión Rugby de Samoa para pedir información sobre la situación en sus países, pero todo lo que nos llegaba era muy confuso y cambiante. Nos remitían a los comunicados que publicaban los ministerios de sanidad de ambos países. No solo en días, sino en apenas horas, se pasaba de recomendaciones a prohibiciones y sobre todo no quedaba claro si se referían a turistas o incluían a ciudadanos de sus nacionalidades. A la inseguridad de fronteras abiertas en el país destino había que sumar la de los países en los que los vuelos debían hacer escala, como Abu Dabi, Catar, Nueva Zelanda y Australia», relata Carlos de Dios Villarroel, secretario del club, que ha llevado buena parte de las gestiones.

Las cancelaciones

Las cancelacionesNadie garantizaba que los deportistas no fuesen incluso a quedarse a mitad de camino, «por lo que decidimos esperar y confiar en que pudieran volar en las fechas previstas para el retorno».

En el caso del samoano Tavita, su país fue uno de los primeros en restringir el acceso a todo viajero procedente de países de riesgo como España. Y le ha salido perfecto: a día de hoy, todavía no ha confirmado un solo contagio allí. «La obligación era pasar una cuarentena de 14 días en el último país en hacer escala, en este caso Nueva Zelanda. Leo podía haber pasado ese tiempo en Auckland conviviendo con un familiar, pero el día 20 se canceló su vuelo y la compañía nos facilitó otro el 29», narra Villarroel.

Sin embargo, el 27 el CAR fue informado de que en el segundo trayecto, Doha-Auckland, sufriría alteraciones de horario que podían dejar a Tavita ‘tirado’ en la capital de Catar, por lo que se decidió renunciar al billete.

A los fiyianos Bola y Talemaisuva, la compañía Virgin les canceló tres días antes del 24 su avión hacia Australia. No había ‘plan B’ en este caso: Fiyi, con 12 casos confirmados, cerró completamente su espacio aéreo.

¿Qué hacer? El piso que el club alquila durante la temporada seguirá siendo la casa de estos tres jugadores mientras tengan que permanecer en España. También se les dará una ayuda durante este tiempo e incluso desde el grupo de veteranos del CAR ya se han ofrecido de forma solidaria para echar una mano.

«Somos conscientes de que están muy lejos de casa e intentamos ser una gran familia más allá de los entrenamientos. Intentamos hablar con ellos a diario», destaca Villarroel.

Osvaldo López sí volvió

El CAR tiene otros dos extranjeros más: el sudafricano Jeff Taljard y el argentino Osvaldo López. Ninguno tenía intención de regresar a sus países, pero el segundo de ellos finalmente sí lo hizo al prever que en verano le sería difícil conseguir trabajo en España. Se le ayudó también y voló a Buenos Aires el jueves 19, no sin suspense porque durante esa semana se temió que quedase bloqueado en la escala que debía hacer en Brasil. Mientras, Taljard se mantuvo en su idea de vivir en España.

Incertidumbre

El futuro del CAR, como en tantos ámbitos, es una incógnita. «En marzo empezamos a tomar decisiones sobre la próxima temporada, pero todo se ha quedado paralizado. En lo deportivo, la jornada que faltaba por jugar en División de Honor B no hubiera tenido casi ninguna repercusión sobre el CAR, pero todavía no se sabe si terminará la competición y ni siquiera cómo arrancará la próxima, aunque todo el club es consciente que lo prioritario es la salud y después la repercusiones económicas que tendremos», reconoce su secretario.