Una hora duró ayer la primera sesión del juicio contra Leo Messi y su padre, Jorge Horacio Messi, por el presunto fraude a Hacienda de 4,1 millones de euros entre el 2007 y el 2009. Y con el banquillo de los acusados vacío. El jugador y su progenitor no han acudido a la vista, acogiéndose a su derecho a no hacerlo, ya que la pena que se le pide es inferior a los dos años de prisión. Lo harán mañana para declarar. El tribunal ha rechazado que durante el proceso se haya vulnerado el derecho de los investigados de no declarar o aportar pruebas en su contra, tal y como solicitaba la defensa para reclamar la anulación de la causa.

Los abogados defensores de Messi y de su padre, Enrique Bacigalupo y Javier Sánchez-Vera, plantearon como cuestión previa de que se había vulnerado el derecho fundamental de sus representados porque, en su opinión, la acusación contra ellos pivota en documentos que los asesores fiscales de los Messi habían entregado a la Agencia Tributaria durante la inspección fiscal y, sobre todo, del contrato de cesión de imagen firmado en el 2005 con una sociedad domiciliada en el paraíso fiscal de Belice. Estos documentos les incrimina. La fiscala Raquel Amado se opuso a los argumentos de la defensa y aseguró que la acusación se apoya en más documentos.