La desilusión invadió ayer a las cerca 8.000 personas que se habían reunido en la Plaza Libertad de la localidad italiana de Maranello (Módena), donde se encuentra la fábrica de Ferrari, para ver en una pantalla gigante la carrera. La ciudad se había engalanado con cientos de banderas rojas y la alcaldesa, Lucia Bursi, había instalado una pantalla gigante para que todos los "ferraristas" siguiesen y animasen a Fernando Alonso. "A pesar de todo ha sido una gran jornada de hinchada. Quiero agradecer su presencia a todos los aficionados que han venido a Maranello y también a Ferrari y a Fernando Alonso", indicó la alcaldesa.