Santander recibe por primera vez en su historia al Cáceres. Los verdinegros juegan en el flamante Palacio de Deportes frente al Cantabria, que tradicionalmente ha jugado en la vecina Torrelavega. A las 20.30 horas se inicia esta importante cita para ambos, dos aspirantes a salvarse de la quema del descenso que están igualados en la clasificación de la Liga LEB.

La derrota extremeña del viernes ante el Calpe y la victoria cántabra en Algeciras han añadido dramatismo a la sesión de esta noche. El Cáceres 2016 no puede sentirse demasiado seguro y está dando síntomas de agotamiento. Además, lejos del multiusos lleva ocho derrotas consecutivas y arrastra la duda de Kerry Blackshear. Al norteamericano se le echó de menos el viernes, aunque su aportación estadística no suela ser muy relevante, y ha viajado a Santander arrastrando su tendinitis. Probará antes del partido para saber si se encuentra en condiciones de saltar a la cancha.

DE MENOS A MAS Las dos victorias que sacan los dos oponentes de esta noche a Melilla y Calpe --actuales inquilinos de las posiciones de play-off de descenso-- son un colchón más bien escaso a estas alturas. Cántabros y extremeños han seguido trayectorias divergentes, pues mientras los hoy locales empezaron muy mal y los visitantes muy bien, la tendencia se ha invertido desde mediada la primera vuelta. Aproximadamente desde que el Cantabria decidió reforzar exhaustivamente su equipo (Marvin Stone, Ariel Eslava, Greg Davis y Tim Timmerman fuera y Joffre Lleal, Lawrence Wallace, Nathan Edrmann, Roy Kruiswijk y Lluis Martínez dentro) y también cambió de entrenador (Manolo Hussein, ahora en Algeciras, dimitió y ahora el puesto es de Jorge Elorduy).

Quizás la presencia de jugadores como el impetuoso Lleal --componente del equipo que descendió con el Cáceres hace año y medio-- ha dado más consistencia a un equipo que no consigue enganchar en la capital de la autonomía: los llenos en Torrelavega han dado paso a pobres entradas en Santander. Aprovechar esa frialdad en el ambiente puede ser una de las bazas cacereñas. En lo táctico, un poco más fiereza en el rebote y ajustar más las habituales defensas zonales que ordena Ñete Bohigas se presume importante.

El 77-61 de la sexta jornada liguera pertenece a la época en la que el rendimiento de ambos conjuntos era diametralmente opuesto. Perder por menos de esos 16 puntos y salvar el basket-average particular sería un mal menor para el Cáceres. Sin embargo, hay que sacar algo más porque seguramente es el desplazamiento más sencillo que le queda al equipo hasta el final de la liga regular.