"Es díficil de explicar con palabras lo qué siento", atinó a decir Novak Djokovic, quien el lunes, pase lo que pase el domingo en la pista central de Wimbledon, se levantará como el número uno del mundo. Habrá llegado a la cima tras una espectacular ascensión en la que se ha colado entre dos genios (Nadal y Federer) para quedarse solo en lo más alto.

Cuando acabó el partido contra Jo-Wilfried Tsonga (7-6 (7-4), 6-1, 6-7 (7-9) y 6-3), Djokovic no sabía realmente qué hacer. Se tiró a la hierba como si hubiera ganado ya Wimbledon y tras saludar a su rival se arrodilló extasiado. "Cuando acabó el partido, no sabía cómo mostrar mi emoción", dijo.

Es verdad. Iba de aquí para allá, gritando y disfrutando de su nuevo trono ya que se convertirá el lunes en el el tenista número 25 de la historia en alcanzarlo. Lo lograra a los 24 años y 43 días después de que Rafael Nadal haya liderado el ránking durante 102 semanas.

En seis meses Djokovic ha reducido una desventaja de más de 6.000 puntos que Rafa Nadal le llevaba cuando empezó la temporada al ganar de manera consecutiva siete títulos desde el Abierto de Australia hasta el Masters 1.000 de Roma, con una racha de 43 victorias que Federer cortó en Roland Garros. Pero Wimbledon y ese sueño que alimentó su carrera ya es real. "Es el día más bello de mi carrera. Todo lo que he trabajado desde niño se ha hecho realidad", añadió después.

"Es alucinante"

Djokovic completó ayer el partido perfecto. Se metió en la final de Wimbledon y alcanzó el número uno. "Si lo logras en tu torneo preferido, sientes algo especial", afirmó, tras reconocer que llegó a pensar que no podría superar la barrera de Federer y Nadal. "Debo decir que hubo veces en que me lo cuestioné, pero siempre me repuse porque siempre he creído en mí". Esa utopía se completó al fin tras derrotar a Tsonga.

"Es alucinante. He recordado toda mi carrera, mi infancia, todo... Todos los niños tienen un sueño. Yo soñaba entrar en el último domingo en la central de Wimbledon". Ahí estará mañana el nuevo rey.