Luis Aragonés aseguraba que el fútbol consistía en ganar, ganar y volver a ganar. El Trujillanos se ha empeñado en demostrar que el fútbol también tiene otra cara, la de la derrota. El equipo, que compite en el grupo IV de la Segunda División Extremeña, aún no sabe lo que es ganar. Tan sólo ha logrado dos empates en las trece jornadas que van disputadas. Con este bagaje, es el único equipo senior en Extremadura que no ha ganado un partido.

No obstante, siempre se ha sabido que invencible no es aquel que siempre gana, sino el que nunca se rinde. Por tanto, el Trujillanos es invencible en la derrota. Campo de tierra, vestuarios humildes y puro fútbol. «Lo que motiva a seguir es la ilusión y el amor que tenemos por este deporte. Los propios jugadores se pagan sus fichas, se pagan sus tarjetas amarillas y rojas, está claro que aman al fútbol. Y somos una gran familia», relata Jesús Arias, presidente del equipo blanquinegro.

La victoria de momento se resiste, pero los jugadores no tiran la toalla y siguen en la batalla. «Si ves los resultados dan ganas de abandonar, pero la clave del Trujillanos es que somos una familia. Esa unión nos hace seguir luchando y seguir intentando mejorar en los entrenamientos», afirma el capitán, José Carlos Contreras.

Un capitán que anhela conseguir esa victoria. «Los chavales, tanto por ellos mismos como por el club, merecen una victoria. Hemos tenido en algunos partidos mala suerte, y es complicado motivar tras las derrotas a chavales tan jóvenes. Le doy más valor al compromiso que tienen que a cualquier resultado”, asegura Contreras, mientras sus compañeros se ejercitan en la fría noche trujillana.

¿Causas?

Por otro lado, entre las posibles causas que llevan al Trujillano a ser el único equipo de la región que no sabe lo que es ganar, su técnico es claro. “Son jugadores que vienen del fútbol sala, otros no han jugado nunca y otros llevan sin practicarlo bastantes años. Además, reconozco que mi idea de juego es de tocar la pelota y a los chavales les está costando asimilarla», reconoce Celio Granado, el entrenador.

No obstante, Granado resta importancia a los datos números. Él prefiere sensaciones y sacrificio. «Si un jugador llega con la camiseta sudada al vestuario, yo me doy por satisfecho. De nada me sirve tener un jugador que sea muy bueno, pero que no luche. El objetivo es que cada jugador dé lo mejor de sí mismo», explica el técnico del conjunto.

En este plantel, donde las estrellas no brillan y los focos alumbran al barro, no hay problema por los minutos disputados. «Antes de empezar la temporada tuve una reunión con la plantilla al completo, ahí les expliqué que en este equipo no hay ni mejores ni peores, sino que quien más trabaja se gana el puesto», señala el técnico.

El club vuelve a sus orígenes. «Hace tres o cuatro años llegó el Atlético Romano, al que el Ayuntamiento de Trujillanos le cedió las instalaciones. El año pasado, la directiva junto al consistorio decidimos volver a los orígenes. El ayuntamiento nos ayudó económicamente y decidimos dar el paso de volver a la esencia», señala Arias.

Este volver a empezar ha conseguido atraer a la afición de esta pequeña localidad pacense. El fútbol ha vuelto a Trujillanos. «Viene mucha afición a todos los partidos, al volver a recuperar los colores de siempre y también el nombre de nuestro pueblo, la gente se ha involucrado y cada domingo está aquí para animar al equipo», confirma el presidente. En esta línea, el capitán también desea conseguir el primer éxito por los aficionados que acuden al Municipal o incluso se desplazan.

Un equipo, un pueblo, un grupo de amigos que sienten y aman el fútbol. Fútbol puro, sin aditivos ni colorantes. Sin purpurina, sin focos, sin cámaras, sin dinero. El fútbol de siempre. Y el fútbol da una nueva oportunidad, en esta ocasión será ante el Nueva Ciudad. El domingo, nuna nueva opción.