Los árbitros de la Eurocopa han recibido instrucciones para que protejan el espectáculo. Esas normas van encaminadas a erradicar el juego brusco, pero también trataran de conservar el decoro en la celebración de los goles y el orden en los banquillos.

Los árbitros tienen vía libre para sacar tarjetas rojas por una entrada violenta, ya sea por delante o por detrás, si observan malicia en el infractor, su imposibilidad de jugar el balón o ha puesto en peligro la integridad física del oponente. Cualquier golpe "brutal", según la UEFA, acarreará la expulsión.

Los agarrones, no respetar la distancia de los 9,15 metros de las barreras y las simulaciones supondrán la tarjeta amarilla, así como quitarse completamente la camiseta para celebrar un gol. Con el fin de evitar las pérdidas de tiempo innecesarias, un jugador lesionado ha de intentar salir del campo por su propio pie para ser atendido por el médico y el masajista.

GOL DE PLATA Los cuartos árbitros deberán revisar collares, pendientes y diademas, y exigir la retirada de todos aquellos elementos de riesgo para el contrario; que sólo calienten tres suplentes a la vez, y que sólo una persona puede dar instrucciones al equipo de pie y dentro del área técnica. Podrá ser el primer entrenador o un asistente. Nadie podrá fumar en los banquillos.

A partir de cuartos de final, habrá gol de plata para deshacer los empates. Si ese tanto se marca en la primera parte de la prórroga, el partido acabará en el descanso. Si se consigue en la segunda, se agotará el tiempo hasta los 120 minutos. Si persiste el empate, habrá penaltis.