Tiene todos los récords de juventud, atesora tres campeonatos del mundo consecutivos y, sí, está en el camino de lo que parecía tan difícil, encadenar el cuarto, en la estela de su mentor, de su ídolo, de su maestro, de Michael Schumacher y sus siete coronas. Nada se cruza en el camino, ni esas caprichosas excepciones que se amparan en las estadísticas: Nunca había ganado en su país, nunca en el mes de julio. Ayer borró también esa zona oscura de su palmarés. También.

Alguna vez tenía que llegar porque Sebastian Vettel vive habitualmente en la victoria. En su casa logró la nº 30, es la posición más habitual de sus actuaciones en F-1. Es también la cuarta victoria del año, la herramienta con la que ha dejado en nada su abandono, una semana atrás, en Silverstone, a causa de una avería en la caja de cambios. Allí perdió 15 puntos respecto a Alonso, y aquí le ha recuperado 13 de un plumazo. Tanto tiempo en Ferrari esperando por una avería en el Red Bull nº 1 (no ocurría desde Italia 2012) y, ¡zas!, todo se queda en nada una semana después.

En Ferrari apelan a un milagro en forma de idea feliz, de una pieza mágica que devuelva al F138 a la posición que tenía a comienzos de año. "Cuando las cosas están tan apretadas, necesitas un pequeño paso adelante, y a veces se consigue con un pequeño cambio que hace que funcione todo mejor", espera ansioso Alonso. "Necesitamos poder ganar tres o cuatro carreras, así que tenemos que trabajar duro para mejorar el coche. Pero para Hungría ya no da casi tiempo".

Por fin, la gran victoria

Pero Red Bull ya ha demostrado que no se duerme, ha mejorado sus coches una y otra vez, año tras año, durante la temporada. Vettel lo sabe mejor que nadie, y por eso agradece los regalos que le otorgan sus rivales: Ferrari porque no ha sabido evolucionar el coche que se mostró fuerte al inicio, y en Lotus, porque --no es la primera vez-- le facilitan las cosas con su desafortuna estrategia. "El coche de seguridad no nos benefició nada y, además, los Lotus eran especialmente rápidos en este circuito, por eso es un triunfo tan increíble, y un alivio acabar con el lastre de no poder ganar en mi país", dijo Vettel. "He estado cerca de ganar otras veces pero, por fin, lo he hecho. Tanto Nurburgring como Hockenheim son circuitos que significan mucho para mí. Estoy realmente feliz", añadio.

No fue fácil. "No sé por qué la gente se ha sorprendido con el sol. Es un clima típicamente alemán en esta época del año. Y si hay alguien al que le ha favorecido, ha sido a los Lotus". De los nuevos neumáticos con carcasa de kevlar, más dura, más al gusto de Vettel, de Red Bull, no quiso decir mucho, o sí. "Pirelli ha hecho un gran trabajo para solucionar los problemas vistos en Silverstone. En dos semanas, tenemos unos test en Inglaterra para ver los neumáticos que se utilizarán a partir de la siguiente carrera en Hungría. Pero lo más importante es que hayamos aprendido de la lección de Silverstone".

En el 2014, con Raikkonen

Todo parece indicar que las gomas nuevas que se utilizarán a partir del Gran Premio de Hungría no le irán mal a Red Bull, al contrario. Vettel ya se ve camino del cuarto título y piensa en el 2014. "No es mi decisión elegir compañero de equipo, pero todo el mundo sabe que tengo un gran respeto por Kimi dentro y fuera de la pista".