REAL MADRID: Keylor Navas; Carvajal (min. 51, Danilo), Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos (min. 71, Isco), Modric; Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema (min. 76, Lucas Vázquez).

ATLETICO DE MADRID: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe Luis (min. 107, Lucas); Saúl, Gabi, Augusto Fernández (min. 46, Carrasco), Koke (min. 115, Thomas); Griezzman y Fernando Torres.

GOLES: 1-0: min. 15, Sergio Ramos. 1-1: min. 78, Carrasco.

ARBITRO: Mark Clattenburg (ING). Tarjetas amarillas a los madridistas Carvajal, Keylor, Sergio Ramos, Danilo y Pepe y a los atléticos Fernando Torres y Gabi.

Un penalti transformado en la tanda de penaltis por Cristiano Ronaldo dio al Real Madrid su undécima Copa de Europa frente a un Atlético de Madrid que luchó lo indecible. Al final, el 1-1 tras 120 minutos de lucha acabó dilucidándose en la lotería desde los once metros. Y ahí es donde los blancos no fallaron para engrandecer su leyenda y angustiar más todavía a su vecino, que volvió a quedarse con la gloria en los labios. Fue una final imborrable.

La primera gran ocasión no se hizo esperar. A los cinco minutos, una falta peligrosa saca por Gareth Bale desde la derecha la remató en posición clara Marcelo, teniendo de tirar Oblak de reflejos para evitar el primer tanto. Un monumental susto para el Atlético, que hasta entonces había dado señales de intentar sacudirse el dominio madridista.

Llegó una fase de dudas que se rompió bruscamente. Un balón colgado por Kroos desde la izquierda fue peinado por Bale dentro del área. Sergio Ramos, el héroe de la décima Copa de Europa, empezó a intentar serlo también de la undécima y, apenas a un metro de la portería, remachaba el 1-0. No faltó la polémica en la acción, entre el posible fuera de juego del defensa andaluz y el claro agarrón que sufría por parte de Savic (min. 15).

No deja de ser llamativa la facilidad de Ramos para aparecer en partidos así. Competitivo al máximo, a su habitual fiabilidad defensiva le une su imán en el área rival, al más puro estilo de un delantero goleador.

Al Atlético le costó superar el golpe. Se vio obligado a cambiar su plan e ir más al ataque de lo que está acostumbrado en este tipo de partidos, mientra que el Madrid se tranquilizó y empezó a soñar con poner aún más tierra de por medio.

Bale tenía que ser vigilado de cerca y parecía estar en mejor disposición que un opaco Cristiano Ronaldo por ser un factor diferencial. Tampoco Benzema era el de las mejores ocasiones.

A todo esto, los rojiblancos tenían el balón, pero no daban mucha sensación de peligro. Su única alternativa ofensiva era intentar buscar la espalda de Casemiro con balones bombeados. De hecho, les salvó otra mano milagrosa de Oblak.

La respuesta fue un disparo flojo de Griezzman ante el que Keylor no tuvo problemas (min. 35). Esa acción pareció dar coraje al francés, que se vistió de líder y volvió a intentarlo con mayor agresividad (min. 42), pero esta vez su chut se marchó fuera. El Atlético no se resignaba en absoluto, pero veía cómo se tenía que ir al descanso por detrás.

SEGUNDA PARTE Simeone introdujo a Yannick Carrasco por Augusto tras el intermedio, un cambio inequívocamente ofensivo y con el objetivo de castigar la banda derecha, en la que Dani Carvajal estaba amonestado. El resultado fue instantáneo, aunque de sabor amargo para los atléticos.

Se llevaba un minuto de segunda mitad cuando Pepe derribaba de forma ingenua a Fernando Torres dentro del área y Clattenburg decretaba penalti.

Era la gran ocasión del Atlético para igualar la final. Griezzman le pegó fuerte y por el centro, dejando en uno de los lados a Keylor, pero el balón se estrelló contra el larguero. Chasco en rojiblanco y alegría blanca. Acto seguido, Carvajal se lesionaba y dejaba su sitio a Danilo.

El Atlético siguió a lo suyo, intentando meter al Madrid en su área y atreviéndose cada vez más desde lejos. Había que probar a Keylor y Saúl, con mayor libertad que en la primera parte, fue en esos momentos el faro al que se agarró su equipo.

Faltaba media hora y el partido empezaba a estar roto, a ser 'de ida y vuelta'. Los jugadores ya no bajaban a defender con el mismo despligue físico.

Las ideas parecían estar más claras en el bando colchonero , pero el Madrid seguía siendo una amenaza constante cuando disponía de espacios. En el minuto 70, un balón adelantado le llegó a Benzema, que, ya dentro del área y sin oposición, volvió a encontrarse con Oblak.

Zidane necesitaba velocidad para aprovechar la situación y su movimiento fue quitar a Kroos y alinear a Isco. En el otro banquillo, Simeone no se decidía. Más bien fue Zizou el que agotó sus cambios con Lucas Vázquez en el lugar de un fundido Benzema.

Llegó entonces un minuto loco: el 78. Bale estuvo a punto de marcar, pero, con Oblak en el suelo, un defensor atlético sacó bajo palos. En el siguiente ataque, Juanfran desbordó y enganchó un pase letal rematado sin piedad por Carrasco. 1-1 y partido nuevo.

El gol espabiló al Madrid, que volvió a atacar con decisión, descartando especular. En el otro bando, el Atlético saboreaba todavía el recuperado empate, sabiendo que a nivel psicológico podía jugar esa baza de cara a una más que posible prórroga.

SIN AIRE Hubo más emoción que juego hasta que concluyeron los 90 minutos reglamentarios. Eso sí: en el descuento se reclamó que Sergio Ramos debió ver la tarjeta roja al cortar un contraaataque con una fuerte entrada. Los dos púgiles afrontaron el tiempo extra muy desgastados, aunque al Atlético todavía le quedaban dos cambios por hacer y tenía el refuerzo anímico de haber empatado cuando empezaba a flaquear.

De hecho, la primera parte de la prórroga fue rojiblanca. En la segunda se jugó menos, entre constantes paradas, y ambos equipos, sin aire, se resignaron a jugárselo todo en los penaltis, con el histórico resultado que se recordará siempre.