82 - ESPAÑA: (22+23+18+19) Calderón (4), Fernández (8), Mumbrú (8), Reyes (19), Pau Gasol (13) -cinco inicial-, Marc Gasol (8), Navarro (5), Rodríguez (6), Rubio (8), Garbajosa (3) y López (-).

119 - ESTADOS UNIDOS: (31+30+25+33) Kidd (2), Bryant (11), James (18), Anthony (16), Howard (10) -cinco inicial-, Wade (16), Bosh (2), Paul (14), Williams (11), Prince (10), Boozer (5) y Redd (4).

ÁRBITROS: Brazauskas (LTU), LaMonica (ITA) y Aylen (AUS). Excluyeron por personales a Williams. Señalaron técnica a Reyes (m.13) por hacer comentarios.

EEUU enseñó ayer sus cartas en los Juegos y confirmó que llega a Pekín con buena mano y juego de sobras para ganar. Esa fue la conclusión que dejó sobre la cancha del Gimnasio Olímpico de Baloncesto, después de pasar por encima de España, el vigente campeón del mundo, y uno de los aspirantes teóricamente más cualificados en el camino al podio, por 37 puntos (82-119).

Lo que se intuía como un apasionante pulso se transformó, en realidad, en un monólogo de los estadounidenses con tintes sonrojantes para el equipo de Aíto García Reneses, que no perdía por una diferencia tan abultada desde hacía mucho tiempo, en concreto desde el Europeo de Belgrado-2005, en la lucha por el bronce ante la selección francesa. Aquella derrota le costó el cargo al entonces seleccionador Mario Pesquera.

ASUMIR LA REALIDAD "Nos han arrollado y en cuanto antes asumamos la realidad, más frescos llegaremos a los cruces de cuartos", admitió el técnico español, sin preocuparse por hallar demasiada justificación.

Resultó un pulso efervescente. Empezó con mucha fuerza. Con chispa, con acciones eléctricas, sobre todo por parte de los estadounidenses. Pero, de la misma forma, se disipó como si fuera gaseosa. En cuanto EEUU marcó las reglas del juego y empezó a enchufar triples con una facilidad pasmosa (12 de 25), para dispararse hasta los 20 puntos de margen (36-56, m. 17). A partir de ese preciso instante, el partido se desinfló.

Seguramente le faltó trascendencia al juego. Un triunfo de los estadounidenses entraba dentro de la normalidad. Nada se salía del guión. Así que se instaló la impresión de que, a partir de que quedó determinado el resultado, todos los protagonistas asumieron el desenlace. Eso resulta encomiable por parte de los americanos, pero ciertamente preocupante por parte de los españoles, que bajaron los brazos en un gesto que era impropio de este vestuario.

Pareció, por momentos, que se medía un equipo de profesionales con uno de aficionados, tal fue el gigantesco margen que se abrió ayer entre las figuras de la NBA y las estrellas venidas a menos de España.

"Quizá nos desconectamos demasiado pronto del partido", explicó Juan Carlos Navarro, para reconocer que en el partido no hubo color. "Ellos han impuesto su físico y no les hemos podido plantar cara y aunque hace mucho daño perder así, lo mejor es intentar pasar página cuanto antes", apuntó el escolta.

En el partido de ayer, EEUU se llevó la partida echando mano de sus grandes virtudes: la presión, la agresividad (forzó 28 pérdidas), el contrataque (anotó 32 puntos), la fuerza en la zona (60 puntos interiores) y, por supuesto, toneladas de talento por parte de algunas de sus estrellas, como Lebron James, Dwayne Wade o Kobe Bryant, que demostraron que, si se lo proponen, también pueden ser tiradores letales. Hasta ayer en el torneo se habían quedado en un discreto 29% en los triples. Ayer llegaron al 70% en un primer tiempo en el que bordaron todas sus estadísticas, para acabar con un espléndido 48% al final.

SUSPENSO EN ACTITUD Si nos atenemos solo al marcador, resultó una derrota muy dolorosa, cuando existía una sensación extendida en este torneo de que España sería uno de los equipos que podría plantar cara al equipo de la redención. Si nos atenemos a la actitud, a las ganas, el suspenso de los jugadores españoles fue total.

"Estamos jodidos", reconoció Felipe Reyes, uno de los pocos que dio la cara, y peleó de principio a fin como en él es habitual. "Ellos han actuado con mucha intensidad y acierto, pero no creo que haya tanta diferencia entre los dos equipos y estoy seguro de que en un mal día les podríamos ganar", afirmó, para reconocer lo que cada día es más evidente: que España sigue sin cuajo, sin la química de otros torneos, sin la fuerza y la ganas de la última etapa.

CAMBIO RADICAL Solo permanece una duda: si después de verse descolgado en el marcador, con el equipo de Krzyzewski ya inalcanzable, optó España por guardarse algunas cartas y seguir de farol o si realmente, entre los dos dos bloques existe tanta diferencia como se apreció al final.

Lo que sí parece indiscutible es que el perfil de EEUU ha sufrido un cambio radical. Después de sus sonoros fracasos en las dos últimas citas internacionales, saben cuáles son las reglas y cómo manejarse con ellas.

Para España, lo mejor será pasar página y concentrarse en el objetivo real de los cuartos de final, donde se adivina un posible cruce frente a Croacia.