Ocurrió el pasado 19 de enero, cuando ganó su primer partido como máximo responsable del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, ante el Barcelona B. Y volvió a suceder el viernes, en la probablemente decisiva victoria frente al Covirán Granada (85-79). Roberto Blanco tiene a su padre, el histórico del basket placentino Teodoro Blanco ‘Teddy’, siempre en su memoria. En el día en que se amarraba gran parte de la permanencia en la LEB Oro se cumplían dos años de su fallecimiento.

El hombre sufría problemas de salud y estaba ingresado, pero nadie esperaba aquella madrugada un desenlace así. A Blanco hijo aquello le pilló a 100 kilómetros y no pudo despedirse, pero le ha conservado casi como inspiración para los momentos complicados que ha afrontado estos últimos meses y también en los felices, como el del viernes.

Cuando Gonzalo Bachiller, de Canal Extremadura Radio, le metió el micrófono al entrenador en plena celebración del triunfo, apenas pudo responder, luchando con las lágrimas que evocaban a Teddy. Luego se disculpó y racionalizó sus sensaciones. «Es un día especial para mi familia y es lógico que me costara decir alguna palabra. Mi padre ha ganado un gran partido, allá donde esté», soltó, más relajado y con media sonrisa.

El ambiente alrededor era de una euforia difícilmente contenida. Pocos contemplan en realidad que el Cáceres vaya a perder en la pista del Canoe y al mismo tiempo el Prat vaya a ganar en la del Oviedo. Es la única combinación que mandaría a los extremeños a la LEB Plata el próximo viernes. Pero nadie va a decir públicamente que el Cáceres ya está salvado, como es lógico.

Blanco contó que había escrito la palabra «Canoe» en la pizarra del vestuario al poco de entrar como advertencia de que el trabajo no está terminado y de que sería imperdonable ahogarse en la orilla después de nadar en el océano de una temporada tormentosa. Pero al mismo tiempo relató la escena que se produjo ahí, de puertas adentro: «La emoción era tan grande que a la gente le ha costado soltarse y expresarse. Después nos hemos abrazado todos y hemos gritado», contó.

Atrás quedaba un partido para la historia. Su épica no llega a borrar la obscena pila de derrotas que se han acumulado desde septiembre, pero dejó un sabor de boca inmejorable. «Si algo ha caracterizado a este equipo es que no se rinde. Los jugadores han creído en sí mismos, en el juego, aunque haya habido dudas y tensión», comentó el entrenador, que mencionó a un hombre al que los aficionados aclaman por encima del resto debido a su decisivo ‘3+1’ a falta de 32 segundos. «Hemos encontrado a Cole Huff. Ha hecho un trabajo sensacional, como todos», apostilló.