«El gesto que han tenido conmigo lo agradezco muchísimo a todos. Lo he pasado mal, sí, durante los 10 días que he estado ingresado. Ahora todo me lo tomo como una segunda oportunidad». Eladio Jiménez, director deportivo del Arroyo, ha vivido momentos duros en el Hospital Pedro de Alcántara de su Cáceres natal, afectado por el covid-19, tanto que, dice, ha llegado a temer por su vida. El domingo, tras el 1-0 al Cacereño, su entrenador, Miguel Ángel Ávila, se acordó de él al dedicarle el triunfo, al igual que los jugadores. Todo ello, al colocarse el protagonista en la clásica foto de euforia del vestuario.

«Llevaba 35 días sin ir a Arroyo; no tenía fuerzas para nada», relata Jiménez a este diario. «Tuve una insuficiencia respiratoria grave, pero gracias a Dios me pude recuperar tras ponerme los médicos un tratamiento nuevo, pero durante unos días he estado mal, muy mal. Apenas hablaba con gente, no tenía fuerzas, perdí 13 kilos…». Afortunadamente, todo esto está empezando a ser historia en alguien que, asegura, «nunca he tenido nada, ni una vez he sido ingresado».

Eladio Jiménez asegura que durante todos estos días mucha gente se ha interesado por él, «incluso Carlos Ordóñez, el presidente del Cacereño, al que también le agradezco que haya tenido ese detalle», así como a la directiva de su club, con Emilio Pajares al frente, a los técnicos y jugadores.

La vida, efectivamente, ha cambiado para el director deportivo del Arroyo. «Me he vuelto muy obsesivo con la limpieza», cuenta como detalle. Del mismo modo, «le das muchas vueltas a todo, piensas en todo». El éxito del Arroyo, una temporada más ante los vecinos capitalinos, ha tenido ese matiz especial. Como todo este año.