El hecho de que el Ministerio del Interior y la Guardia Civil hayan desmentido informaciones que aludían a la honorabilidad de Leo Messi y su familia es un indicativo claro, a juicio de Víctor Valdés, de la existencia de una trama contra el Barça. "No lo he visto en 12 años de profesional", ha dicho el portero azulgrana, que no ha querido anunciar dónde jugará la próxima temporada: "A día de hoy no he decidido nada".

"Hay una maquinaria puesta en marcha hace meses que quiere anular al Barça", ha asegurado Valdés, sin querer, claro, dar nombres ni ser preciso en su aseveración. Esa maquinaria que se ha activado, según ha observado, en las derrotas -"partidos que no deberíamos haber perdido", ha reconocido, en referencia al Ajax y al Athletic-, aunque las últimas informaciones (la investigación a Messi, la reclamación de los contratos de Neymar) se interpretan en el club como una reacción a los cinco puntos de ventaja adquiridos sobre el Madrid. "O empezamos a protegernos o o tengo la sensación que esto no irá bien". Esa forma de protección podría ser entablar una demanda judicial, que fue la reacción de la directiva cuando se acusó a los futbolistas de doparse. Ese ha sido el ejemplo utilizado por Valdés.

Una de esas polémicas se ha activado entre Messi y el directivo Javier Faus. Valdés no se ha querido entrometer porque los dos personajes forman parte "de los míos", uno como compañero y el otro como directivo del Barça.

Lágrimas por no seguir

El meta se siente ya recuperado, tras dos entrenamientos específicos bajo la portería y espera reaparecer el 5 de enero contra el Elche. Por entonces ya podría anunciar hacia dónde encaminará su carrera, pero se resistirá a desvelarlo: "No lo haré público en un momento importante de la competición, siempre respetaré al Barça". Valdés ha asegurado que la última persona que ha intentado convencerle de que siguiera en el Camp Nou ha sido Txema Corbella, el utilero. "Somos muy sentimentales, me dijo que no estaría en ningún sitio mejor que aquí, y seguimos llorando". El meta se alegra, por el contrario, de que Iniesta haya renovado hasta el 2018. Habría considerado "un error monumental" que no se le hubiera ampliado el contrato que vencía en el 2015.