La Comunidad Valenciana busca desesperadamente un comprador para su Gran Premio de Europa. Ni siquiera el cambio de fechas --de agosto a junio-- ha servido para mejorar el hipotético rendimiento. La crisis en la construcción ha minado la idea de hacer rentable la carrera urbanizando el entorno del puerto. La Comunidad se gasta en cada GP alrededor de 30 millones de euros y el grifo no da para más tras ir al rescate de los 25 millones de euros de deuda generados por Valmor, la empresa que, en teoría, iba a gestionar el evento de una forma privada.

Durante la celebración de la última carrera en Valencia, el pasado 27 de junio, Francisco Camps rogó a Bernie Ecclestone que le liberará del contrato que ha firmado y que contempla aún dos años más. El propietario de los derechos se negó en redondo y recordó a Camps que ya había accedido a cambiar de fechas la carrera pasando de agosto a junio, para intentar mejorar su rentabilidad. Ecclestone le vino a decir a Camps algo así como "búscate tú quién organice el GP de Europa y se haga cargo del canon que debes pagarme". Ese canon --los derechos por organizar la carrera-- es de 18 millones de euros por año, a lo que hay que sumar todo el gasto de montaje del circuito y organización. Todo lo paga el anfitrión, que no tiene derecho ni a publicidad estática, ni a derechos de TV o radio..., nada que no sea el ingreso por taquilla y no todas las localidades, pues Ecclestone se reserva para él la venta del conocido paddock club , cada una de cuyas entradas cuestan 4.000 euros.

Los ingresos por taquilla no llegan a los 10 millones de euros, y el gasto entre canon y organización pasa ampliamente de los 30 millones, algo insostenible. Camps intentó traspasar la organización del GP de Europa a Alcañiz, aunque la respuesta fue negativa. Aragón ni puede ni quiere pagar los platos rotos del ego de Camps y la alcaldesa Rita Barberá. Ahora negocian con Portimao, pero Ecclestone ya ha advertido que no renunciará a un solo euro de los 18 millones anuales que tiene firmados. De momento, en el calendario publicado por la FIA para el 2011 se mantiene el GP de Europa, pero, de momento, sin sede.

ASI EMPEZO TODO Todo el embrollo comenzó en los meses previos a las Autonómicas del 2007, cuando Camps ideó otro de sus megaproyectos, inventándose un circuito urbano a lo Montecarlo . El presidente valenciano aseguró, entonces, que el gran premio "no le costará ni un euro a las arcas públicas porque todo quedaba en manos privadas". Tal y como reconoció hace algunos meses Maisa Lloret, diputada socialista en las Cortes Valencianas, "los gastos de la F-1 se han trasladado a la Generalitat bien a través del Circuito de Cheste, la Agencia Valenciana de Turismo o la Sociedad Proyectos Temáticos. El negocio es muy curioso: los gastos los paga la Generalitat y los ingresos me los quedo yo. Se trata de un abuso".

CUENTAS OPACAS Nadie ha sabido nunca en Valencia cuanto ha costado o cuesta la F-1, que, en los dos últimos años, ha perdido la mitad de sus espectadores, pasando de los 112.000 del primer gran premio a los 75.000 del último. Lo que sí está claro es que se llevan invertidos en el trazado urbano casi 100 millones de euros y la perspectiva de recuperar parte de ese dinero con la urbanización de la zona se antoja remota. "Las cuentas de la Generalitat en materia deportiva y cultural", señalaba recientemente Enric Morera, portavoz de Compromis, "son una auténtica vergüenza y un insulto para los valencianos, ya que el canon de 18 millones de euros que se paga a Ecclestone se ingresa, íntegro, en cuentas bancarias de paraísos fiscales británicos". El culebrón seguirá, por ahora, esquilmando las arcas públicas de la Comunidad Valenciana en estos duros tiempos de crisis.