El Valencia recibirá este martes al Lille (21.00 horas), la perita en dulce, el rival teóricamente más débil del grupo H, y lo hará obligado a ganar pero ya advertido de la trampa que supone un equipo francés sin nada que perder y que apura su última opción de pelear por la clasificación. «Lo afrontamos como una final porque de no ganar nos costaría muchísimo llegar a los octavos», apuntó Gayà. «Es un partido vital», refrendó el siempre parco Albert Celades.

Su equipo se las prometía muy felices hace un par de semanas cuando, tras un mal partido, el crono en el campo del Lille llegó al minuto 90 con un pírrico 0-1. Pero en el descuento todo cambió. Diakhaby se autoexpulsó y en el minuto 95 Ikoné firmó un justo empate que mandó al Valencia a una lona.

Tras diez días noqueado, el Valencia recuperó el pulso el sábado en la segunda parte en el campo del Espanyol, en la que además de remontar y llevarse el choque, volvió a conseguir llevar la iniciativa del juego, un paso importante para recomponer la desgarrada confianza de un proyecto que no encuentra su rumbo desde la destitución de Marcelino García Toral.

Pero de fe no se vive en esta Champions y el Valencia necesita puntos en su casillero. El empate en Francia le dejó tercero con cuatro puntos, dos menos de los que tienen el Chelsea y el Ajax.