Alejandro Valverde y también Alberto Contador, al igual que Purito, siempre mucho más escondido, sabían que la entrada del Tour en tierras bretonas era una nueva llamada al miedo, a la tensión, a las caídas y hasta a los abanicos, movimiento de lado a lado que corta al pelotón. Terrible resultado perder tiempo en unas circunstancias parecidas. Por eso Valverde pasó tanta tensión.

Por esta razón, a falta de 30 kilómetros para Saint Malo, cuando el viento se intensificó, paralelo a la costa, Contador se puso al frente. Y poco después lo relevó Froome. Valverde se esforzó en situarse en la parte central, mientras que los rusos más corpulentos del Katusha subieron a Purito por la derecha.

Junto a los acantilados, últimos 15 kilómetros, el peligro se llamaba caída. Irse al suelo antes de la contrarreloj de hoy era una condena injusta. Hubo esprint, Ganó Marcel Kittel y solo se cayó su compañero Tom Veelers por el nulo fair play de Mark Cavendish. ¡Pero qué nervios! Por eso, Valverde se liberó en el rodillo. Hoy será distinto. El, igual que Contador y Purito, ya tiene asumido que cederá tiempo a Froome. Los tres se encomiendan a la montaña.