El mundo de las carreras de caballos en Estados Unidos cabalga desbocadamente hacia el abismo. Si hace unas semanas fue noticia por las muertes de 23 caballos en el hipódromo de Santa Anita Park, ahora ha recibido un fustazo histórico: la primera descalificación del caballo ganador del Derby de Kentucky en sus 145 ediciones celebradas, una decisión polémica que ha provocado la indignación de los aficionados y del propio Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos escribió un tuit tras la carrera en la que reconocía no aceptar la decisión de los comisarios de quitarle el triunfo a Maximun Security, el potro ganador en la enfangada pista del hipódromo de Churchill Downs. Los jueces determinaron que el purasangre había obstruido ilegalmente a varios caballos en la última curva y que debía pasar del primero al decimoséptimo puesto.

Trump dijo que la decisión del Derby de Kentucky no fue buena y afirmó en la red social Twitter que fue una carrera dura y revoltosa en una pista mojada y descuidada, en realidad, algo hermoso de ver. Solo en estos días de corrección política podría ocurrir un vuelco así. El mejor caballo NO ganó el Derby de Kentucky, ni siquiera estuvo cerca!.

MÁXIMO CASTIGO

La prueba pasó de la excitación al escándalo en apenas 20 minutos. El tiempo que tardó el VAR, en este caso los comisarios de carreras estadounidenses, para convertir en víctima a Maximun Security, distanciándolo a la cola del pelotón para darle el triunfo del Derby a Country House, que ocupó el segundo lugar y pagó 65 a 1 en las apuestas. Sé que los comisarios tuvieron una decisión muy, muy difícil y me alegro de no estar en su lugar, dijo Bill Mott, entrenador del nuevo ganador.

Maximun Security, montado por el panameño Luis Sáez e invicto en sus cuatro carreras anteriores, tuvo una infracción que en la que mayoría de los casos en este deporte se solventa con una multa al jockey. De ahí, que haya causado estupor en el mundo hípico el duro castigo impuesto a sus propietarios con la descalificación de su animal, cuando para ellos fue un movimiento involuntario de unos segundos debido al rugir de los 150.729 aficionados congregados en las tribunas del hipódromo.

LA CARRERA DEL AÑO

Y es que lo que a priori se presentaba como un gran día de carreras, el más importante del calendario hípico estadounidense -y el tercero de su deporte, detrás de la Super Bowl y la NBA, se torció en apenas unos minutos.

La competición, que registró unos números increíbles, con el índice de audiencia de televisión más alto desde 1992, con un 20% más que el pasado año, y con 250 millones de dólares jugados, un 11% más que en 2018, propicia con su desenlace un golpe muy duro a un deporte que todavía no se ha recuperado de las 23 sorprendentes muertes equinas en Santa Anita Park y que ahora debe soportar amargamente el criterio del VAR. Eso sí, estadounidense.