La cosa pinta bien. Qué digo bien, pinta muy bien. Tres victorias en otros tantos partidos. Imagen de un equipo sólido, con recursos, calidad en todas sus líneas y, lo que es más positivo aún, con mucho margen de mejora. Se han ganado dos partidos lejos de casa con viajes largos y complicados, y en nuestro feudo se venció a un Burgos que, aunque esté en plena reconstrucción de su columna vertebral, nos dejó con un dulce sabor a revancha tras la eliminación en los play off el curso pasado.

Ahora toca Obradoiro. Equipo descendido de la añorada y ansiada ACB, al que todas las quinielas dan como favorito al ascenso a la máxima categoría junto al Murcia, el otro equipo que perdió la categoría el año pasado. Si tomamos como referencia las palabras de Casillas, en las que aseguraba que el del Milán era el primer partido serio de esta temporada para el Madrid, el de Obradoiro será la primera prueba seria para nuestro equipo.

No creo que el capitán de La Roja quiera menospreciar o faltar al respeto al resto de equipos con los que ha jugado hasta ahora, así como yo no quisiera infravalorar a Lleida, Burgos o Girona, pero no cabe duda que dentro de las aspiraciones de nuestro equipo, el Obradoiro será la primera prueba de fuego a la que se va a enfrentar el Cáceres 2016: será la vara de medir nuestras posibilidades reales de ascenso a la ACB.

Y es que el rival de turno no se presenta al multiusos de cualquier manera. Lo hace con un Tuky Bulfoni que es un superclase para esta liga. Una pareja interior formada por Oriol Junyent, que aporta calidad y puntos en la pintura, y todo un veterano como Bernard Hopkins, a la que se le ha unido un trabajador como Ruffin y jóvenes como Feliú, Eric Sánchez o Nguema aportando calidad y energía. Si a todo esto se une que al rival lo dirige desde el banquillo el que, según mi criterio, es el mejor entrenador de LEB Oro ahora, convierte al ´Obra´ en una excelente piedra de toque en la que calibrar las opciones de nuestro Cáceres.