Cédric Vasseur, veterano, curtido en decenas de batallas, logró la primera victoria local en una jornada de calma entre las figuras de la carrera.

Gloria en Francia y nubarrones en Alemania. Mientras crece la candidatura de Andreas Klöden en la ruleta de París, los televisores alemanes se oscurecen. Patrik Sinkewitz, otra promesa de la bicicleta, devolvió a la primera plana del Tour la presencia de la palabra más odiada: dopaje. El corredor alemán, dio positivo por testosterona, la droga Landis, en un control sorpresa que le hicieron el 8 de junio. Fue suspendido de inmediato por su equipo, el T-Mobile. Tuvo conocimiento de la infracción minutos antes de que entrara al quirófano para que le corrigieran la fractura facial, producto de su caída en los Alpes.

SIN TELE EN ALEMANIA Desde hace años las dos cadenas de la televisión pública alemana, ARD y ZDF, se turnan en la retransmisión del Tour; un día cada una, doble despliegue de periodistas y técnicos. "Hasta que no se aclare el positivo de Sinkewitz suspendemos la retransmisión", fue el texto de la nota conjunta emitida ayer por ambas cadenas. Cortaron la señal.

El T-Mobile alertó sobre la posible retirada del patrocinio al equipo después de que en mayo forzara a varias de sus antiguas figuras, como Bjarne Riis y Erik Zabel, a confesar el uso de sustancias prohibidas en los 90. La imagen era la del cambio, la del nuevo ciclismo, la del otro espíritu alemán. Y Sinkewitz la pifia.

Vasseur entonó La Marsellesa; el Tour respiró porque el culpable ya no está en la carrera. El dopaje solo sobrevoló sobre la ronda francesa. ¿Pagará ahora el salario de un año tal como se comprometió por escrito?