El caso de Ventura Pozo es especial en estas acaloradas y polémicas elecciones. Se sale un poco de la norma, se podría decir. Este prejubilado de 60 años, natural de Zalamea de la Serena y residente en Cáceres, es un hombre de fútbol de toda la vida: ha sido jugador, directivo, entrenador...

Hace 5 años, amagó con presentarse a las elecciones a la presidencia de la Federación Extremeña. Al final no lo hizo. En las actuales, volvió a anunciar que aspiraba a ser presidente. Finalmente va en la candidatura de Elisardo Plaza.

Pero su perfil es revelador: amigo de Pedro Rocha, sus inquebrantables principios le han hecho que, al anunciar éste su candidatura más tarde, haya renunciado a ir con el empresario cacereño simplemente por dignidad. Porque su palabra vale más que nada. Sin embargo, el propio Rocha piensa en incluirlo en su junta directiva en el caso de ganar. Y Pozo ha dicho en más de una ocasión --al propio Rocha-- que si hubiera tomado la decisión antes hubiera estado con él.

Tipo extrovertido, humano, luchador, peleón , la figura de Ventura Pozo aparece ahora como clave en estas elecciones. Ha pedido el voto en el sur de Badajoz y lo ha hecho ya en cuatro oportunidades. Y lo cuenta con absoluta pasión.

Su caso no se ha visto envuelto en conflicto, en esas "gravísimas irregularidades" que, según el Comité de Garantías Electorales, acompañaron a la candidatura de Plaza en la anterior votación. Ventura dice que tiene la "conciencia tranquila". Gane o pierda, estará. No juega a dos bandas, pese a que los candidatos cuenten con él. Juega a solo una, la buena: la del bien del fútbol.