Nadie, ningún otro deportista de élite, nadie, ha vivido los dos últimos años que ha vivido Marc Márquez Alentá, ocho veces campeón del mundo de motociclismo, ya un mito en la categoría de MotoGP, habiendo ganado seis de los últimos ocho campeonatos, padeciendo, sufriendo y teniendo que superar cinco operaciones delicadísimas en los últimos dos años, de diciembre del 2018 a diciembre del 2020.

Es posible, como dicen los médicos que le han cuidado a lo largo de los últimos años e intuyen y desean los cinco cirujanos que, el pasado viernes, lo tuvieron 11 horas en uno de los quirofanos del Hospital Ruber Internacional, de Madrid, cambiándole la placa de su húmero derecho, haciendo trucos para que el hueso estuviese bien regado de sangre y ayudándole a solidificarse, a hacer callo, con fragmentos de su propia cadera, que el campeonísimo, el canibal, Magic, como le apodan en Italia, vuelva a ser el de antes, después de duros meses de rehabilitación.

Marc, el primero que anima

Como ayer mismo reconoció Emilio Alzamora, su manager, es digna de admiración, la entereza, la determinación, la voluntad con la que Marc nos ha vuelto a sorprender a todos, como siempre, soportando, durante todos estos meses, la incertidumbre que provocaba la dureza de su recuperación tras dos intervenciones en el brazo derecho. Esa entereza, la viene demostrando (y superando, con victorias y títulos en Moto2 y MotoGP) desde que, a finales del 2011, cuando estaba a punto de conquistar el título de Moto2 (lo ganaría al año siguiente), en un accidente absurdo (los comisarios del circuito de Sepang, Malasia, no avisaron de que la pista estaba encharcada) sufrió una caída que le paralizó el cuarto nervio del ojo derecho, quedándole afectado el dominio recto, lo que provocaba que tuviese doble visión.

Fue entonces cuando Márquez creyó que había puesto punto y final a lo que todos intuían sería (ha sido, es) la carrera deportiva más brillante de un piloto en la larga historia del Mundial. Y fue el doctor Bernardo Sánchez Dalmau, a quien Marc agradece, cada día, lo que hizo, quien solucionó, con una intervención extraordinaria, esa lesión. Y MM93 empezó a volar. Hasta que, en la primera carrera de este año, en Jerez, tras una remontada histórica, única, que provocó la admiración del mundo entero, pasando del puesto 16 al tercero, no se conformó con el podio y, a falta de cuatro vueltas, se fracturó el húmero derecho al intentar superar a Maverick Viñales (Yamaha), entonces segundo.

Carlos, su inseparable fisio

Márquez fue operado el 21 de julio de esa fractura, trató de regresar esa misma semana, realizó un crono impresionante en el ensayo del sábado del GP de Andalucía y desistió de correr el domingo. Tuvo que volver a ser operado el 3 de agosto y, finalmente, por tercera vez, lo ha sido este pasado jueves. Este será el tercer invierno, la tercera Navidad consecutiva, en la que Marc no tendrá ni vacaciones ni fiestas y pasará todos los días en compañía de su ya inseparable fisio y amigo, Carlos J. García, que se ha instalado en la nueva casa del campeón en Cervera (Lérida).

La primera Navidad fue la de diciembre del 2018, cuando, el día 4 de ese mes, le operaron del hombro derecho, harto de que se le saliese 32 veces esa temporada. La segunda fue, en diciembre del 2019, después de que, el 27 de noviembre, le repitiesen la misma intervención en el hombro derecho. En los dos casos fueron largos meses de sufrimiento, lágrimas, sí, sí, lágrimas, durante una rehabilitación durísima y muy sacrificada. Y, ahora, tras más de cuatro meses de incertidumbre, Márquez debe, de nuevo, tomárselo con calma y vivir otro periodo de duro entrenamiento esperando que, tal y como piensan los doctores Samuel Antuña, Ignacio Roger de Oña, Joan de Miguel, Aitor Ibarzabal y Andrea García Villanueva, su húmero se suelde, se fije, cobre aún más vida de la que tiene y le permita pilotar como solo él sabe hacer.

Rehabilitación con calma

“Nadie está hablando de plazos, nadie piensa en la próxima temporada”, comentó ayer Alzamora ante el micrófono de TVE, “pero es evidente que si se cumplen los pronósticos de los doctores, que afirman que esta tercera intervención ha solucionado los problemas de la segunda, los plazos serán, tal vez, menores de los que pensamos. Marc es el primero que nos transmite serenidad y tranquilidad a todos, lo que significa que, finalmente, lo mejor de todo esto es que habremos aprendido de esta dura experiencia”.

Cinco intervenciones delicadas en solo dos años, tres inviernos metido en el gimnasio, momentos de dolor constante forzando las articulaciones y, sobre todo, la obsesión por volver a ser el de antes, el de siempre, parecen el destino de un piloto que, tal y como acaba de reconocer otro de los campeonísimos de MotoGP, el australiano Casey Stoner, “aquel día que se cayó y se lesionó estaba humillando, de nuevo, a todos sus adversarios, pues estaba protagonizando una remontada única, histórica”.

Todos esperan a su campeón

Es posible, claro que sí!, cómo no, que, especialmente los medios de comunicación italianos, empezaran a hablar pronto, muy pronto, hoy mismo, de la posibilidad que su subcampeón, Andrea Dovizioso, que se ha tomado el 2021 como año sabático al no llegar a un acuerdo para seguir en Ducati, se suba a la moto de MM93 mientras se recupera, pero lo seguro, de lo que no hay duda, es de que Honda y su 'team manager' Alberto Puig, la compañía Repsol y todo el equipo de Márquez, liderado por el ingeniero Santi Hernández, esperaran a su campeón. Un invierno más.