Cuesta encontrar fotos de Samuel Eto´o vestido de blanco. Cuesta verlo con esa camiseta, a pesar de que llegó con 15 años a Madrid --"yo tuve la suerte de venir en avión, otros vienen en patera", recuerda siempre-- y ha roto con el club madridista este verano. Ocho años de militancia, sólo tres partidos de Liga, todos de suplente, 88 minutos (sin goles) y un trasiego que le ha llevado al Camp Nou para jugar el sábado el partido de su vida. Tal vez, no el más importante. Pero sí el más deseado.

Hace semanas que la gente que vive en el vestuario del Camp Nou escucha la misma frase. "El presidente me fichó para este partido", susurra Eto´o. En ocasiones, hasta eleva la voz, aunque no hace falta. Basta mirarle la cara cuando alguien le pregunta por el Madrid. El club que lo sacó de Africa con 15 años, a pesar de que nunca confió en él. Un seguidor del equipo blanco llamó al Bernabéu. "Hay un chaval muy bueno en Camerún. Id a verlo". Allí fueron. Con el aval de José Martínez, Pirri , director deportivo con Ramón Mendoza de presidente, se lo trajeron.

Mañanas en el Bernabéu

Eto´o no venía solo. Llegó con un compatriota, un zurdo exquisito--"no me acuerdo ya de su nombre", dice ahora el azulgrana--, pero finalmente sólo se quedó él. El amigo era muy bueno, pero se quedó en el camino. Del aeropuerto, donde no les esperaba nadie, al Bernabéu. Allí les recibió José Luis López Serrano, el actual director de relaciones externas del Madrid, entonces director de fútbol. Y del estadio al Hotel Centro Norte, junto a la Castellana, cerca de la ciudad deportiva del Madrid, la nueva casa de Samuel.

Quince años y un mundo nuevo por descubrir. De las calles de Camerún a la capital de España. Dormir, entrenar y jugar. Nada más y nada menos. Vida de nuevo rico para un adolescente, pero se aburría. Y entonces, cogía Castellana abajo para dirigirse a las oficinas del Madrid. "¿Qué tal, papi? ¿Cómo estás?", le decía a López Serrano. "Es mi segundo padre", afirma.

No hace mucho, Eto´o abría una carta en el lujoso Hotel Arts de Barcelona, en el que vive a la espera de encontrar una casa en la que quepan sus seis o siete coches. Tenía matasellos de Alemania. Era de su amigo. Ya no es futbolista, ni famoso. Le pedía ayuda. Y Eto´o no tardó ni 10 segundos en atender sus peticiones. Hace ocho años emprendieron un viaje común. Uno hacia la fama; otro hacia el anonimato.

Compañero de Catanha

Mientras su amigo regresaba a Camerún, Samuel era cedido, con 17 años, al Leganés, de Segunda. En el cinturón industrial del sur de Madrid, asomaba cada mañana un joven que se encontró con Catanha, cedido por el Salamanca al Lega. "Era un crío. Apenas hablaba español", recordó ayer Pedro Braojos, su técnico en el Leganés. "Lo que más me sorprendió fue su carácter. No se cortaba un pelo. Parecía una persona de 30 años, no de 17, como si hubiera vivido un montón de vidas".Al principio, Braojos lo envió al banquillo. Hasta que un día, a inicios de octubre de 1997, Samuel se cansó. Fue en Jerez. "Cuando di la alineación y vio que no era titular, me dijo: ´Me marcho´". Eto´o abrió la puerta del vestuario para irse. "¿Pero dónde vas? ¿Estás loco? ¡Quédate aquí!", gritó José Mesas, uno de sus compañeros que luego fue su agente, para frenarle. Se quedó, pero con una condición: calentaría con los titulares.

"Cuando di la alineación y vio que no era titular, me dijo: ´Me marcho´". "¿Pero dónde vas? ¿Estás loco? ¡Quédate aquí!", "Se creía el mejor del mundo",