Francia, que ha ganado todos sus partidos excepto el empate ante España, agigantó su leyenda al conquistar su cuarto cetro mundial, encadenando su cuarto gran título después de los Juegos-2008, el Mundial-2009 y el Europeo-2010. Comandado por Nikola Karabatic, el mejor del torneo, el cuadro de Claude Onesta, llevó siempre la iniciativa, pero una combativa Dinamarca forzó la prórroga, en la que decidió el meta galo Titi Omeyer.