CACERES 2016: Pedro Sala (2), Gio Dedas (3), Lucio Angulo (6), Randy Holcomb (11), Drew Naymick (10) --cinco inicial-- Pavel Ermolinski (2), Francis Sánchez (2), Alex González (12), Diego Guaita (14), Xavi Forcada (13), Roger Fornas (0).

TARRAGONA 2017: Dani Rodríguez (5), Tarick Johnson (16), Adam Hess (16), Micheal Diouf (6), Kahiem Seanwright (11) --cinco inicial-- Berni Alvarez (9), Ramón Espuña (0), David Mesa (6), Lluis Jacas (0), Xavi López (3).

MARCADOR POR CUARTOS: 15-16, 36-33, 47-47 y 75-72.

ARBITROS: Martínez, Pinela. Sin eliminados.

Terapia general en el Multiusos. El Cáceres 2016 logró el objetivo del triunfo (75-72), disipó parte de las dudas y pudo dormir tranquilo tras un ejercicio casi agónico, saldado con un éxito necesario ante un Tarragona que peleó hasta el final por la misma meta.

El grupo de Piti Hurtado pudo respirar con una victoria conquistada precisamente por el trabajo y el espíritu colectivos de un equipo que demostró tener alma. Cinco jugadores, varios de ellos hasta anoche bajo sospecha, anotaron más de diez puntos. Lo más sobresaliente fue descubrir que Alex González puede ser el director de juego de este equipo y que teóricos secundarios como Xavi Forcada están preparados, incluso, para ejercer de líderes. Ambos estuvieron colosales en el momento caliente y los dos se merecieron el reconocimiento general.

El rebote fue una rémora durante tres cuartas partes del encuentro para los locales. Sirvan los datos: en el intervalo entre tiempos, 10 para los cacereños y 22 para los catalanes. A falta de 39 segundos para terminar el tercer cuarto, 16-35.

Pero, a pesar de las apabullantes cifras en contra en un apartado tan capital en el baloncesto, el Cáceres siempre estuvo ahí, muchas veces a remolque, pero con la sensación de que podía ganar. Juan Pablo Márquez, ese técnico tan metódico y entusiasta del que el basket extremeño ha disfrutado durante mucho tiempo, movió a los suyos con inteligencia, amparándose en el rebote poderoso de Diouf (pretendido el verano en Cáceres) y los jugones (ayer se homenajeó al mayor de ellos, Andrés Montes) Johnson y Hess.

ALTERNATIVAS VALIDAS Las alternativas en los dos primeros cuartos fueron constantes (desde el 11-13 visitante al 36-33 local), con dos equipos corajudos pero desafortunados. Sin embargo, el punto de inflexión llegó con el 36-43 (minuto 26) y un triple marrado por Hess. Y lo que era peor: los pitos afloraban en el pabellón. El Cáceres no funcionaba, pero ahí estuvieron Forcada, Alex González y Diego Guaita para tirar de casta --y talento-- y dar la vuelta al marcador. Como siempre, Lucio Angulo ejercía de todo para propulsar a su equipo.

En el cuarto final, los extremeños se vinieron arriba en pleno festival del trío, al que se unió el hasta entonces desafortunado Holcomb. El encuentro parecía encarrillado (56-51), pero el eterno Berni Alvarez colocó dos bombas que recuperaron la emoción (56-57). Alex hizo un triple, Lucio robó un balón y Guaita acertó de nuevo de 6,75 para poner el 70-61. El encuentro se alargó y dejó una escueta ventaja para el grupo de Hurtado, técnico al que también vino al pelo el respiro para ordenar ideas y ahuyentar tensiones.

El objetivo se había cumplido y el equipo encara una semana de dos encuentros ya sin la presión añadida. Un 1-5 en contra hubiera sido mortal. Ahora, un 2-3 sabe a otra cosa: sabe a normalidad, a cumplir con el cometido, a estar lejos de la zona y la dinámica peligrosas. Eso, en el deporte de alto nivel, ya es un logro morrocotudo.