Viendo las imágenes de los ascensos a Primera División de Numancia y Getafe, me vienen al recuerdo otras que, no hace mucho, nos hacían ser felices. En Cáceres, en baloncesto, y Mérida y Almendralejo, en fútbol, lo saben muy bien: subir a la máxima categoría es algo especial, aunque no irrepetible.

En época de vacas flacas, consolarse con el recuerdo no es buen ejercicio, pero sí puede reconfortar en algo. Y es que en Extremadura nunca habíamos disfrutado tanto.

De todas formas, da un poco de envidia --sana-- ver, por ejemplo, los festejos del Getafe. El equipo del sur de Madrid, que estuvo a punto de desaparecer hace u par de años, fue vapuleado por el Cacereño hace siete años (1-5) en un grupo en el que los verdes terminaron primeros. Luego no ascendieron. En ese equipo estaba un extraordinario futbolista que acaba de vivir su particular ascenso: Oscar Pulido, en esta ocasión con el Numancia, donde el es medio defensivo titular. Ahora jugará en Primera. ¿Y dónde está el Cacereño? En Tercera División, cuatro categorías por debajo. En Cáceres, desde luego, con el fútbol hay un maleficio. Y si no, echen mano a la historia.