No hay una cifra oficial con la que un entrenador pueda decir que su equipo ha salvado la categoría, pero temporada tras temporada suele estar entre los 42 y los 45 puntos. Siguiendo esa estimación, bastante fiable si se atiende al histórico de la última década, al Mérida le debe bastar con sumar 6/7 puntos de los 33 que quedan en juego para conseguir el objetivo que se marcó al inicio del curso, la permanencia. El mismo reto tienen Villanovense y Cacereño, aunque para ellos está, hoy por hoy, un poco más caro conseguirlo, independientemente de que estén en grupos distintos de Segunda B.

Un poco mayor es el margen de los de Villanueva de la Serena. Tienen 29 puntos y con 14 alcanzarían los 43 que el año pasado le sirvieron al Cartagena para mantenerse en el Grupo IV. Los serones están ahora dos puntos por encima del descenso, aunque esa distancia puede ser menor cuando Linares (27) y Melilla (25) disputen el partido que no pudieron jugar el domingo por el fuerte viento.

Con cinco partidos en casa y seis fuera (el próximo el domingo ante el Almería B, penúltimo), el Villanovense está creciendo en las últimas jornadas, empujado con su acierto a la hora de reforzarse en el mercado invernal y afronta con optimismo el reto que tiene por delante.

Más nubarrones presenta el panorama en Cáceres. El CPC tiene 26 puntos y la permanencia la temporada pasada en el Grupo I estuvo en los 44 puntos. Al Cacereño le faltan 18 para llegar a esa cifra, lo que significa que necesita sumar más de la mitad que hay en juego (33) para alcanzarla. Como el Villanovense, tiene cinco partidos en casa y seis fuera y su calendario es, quizás, más complicado, ya que debe enfrentarse aún a los cuatro primeros de la clasificación. Comenzará con ellos este domingo en Tudela, donde se enfrenta al Tudelano (4º) con el reto de romper su mala racha: sigue sin ganar en el 2016.