Voltereta sobre la hierba para celebrarlo. No era para menos. Genial y maravilloso. La Challenge Cup volvía otra vez a sus manos. Dos años después de haberla levantado por primera vez, bajo las estrellas y los flases de la central de Wimbledon, tras una final épica contra Roger Federer que ha quedado para la historia, Rafael Nadal izó otra vez ayer, bajo un brillante sol y con mucho menos esfuerzo, el trofeo dorado que, según reza una inscripción, le acredita como el "campeón del mundo".

Lo logró con la autoridad de un indiscutible número uno mundial, la experiencia de años de aprendizaje sobre la alfombra verde y con la contundencia de quien no quiere que se le escape una oportunidad única. Así, en dos horas y 14 minutos se deshizo del checo Tomas Berdych en tres sets, 6-3, 7-5 y 6-4.

Un golpe de derecha cruzado certificó un triunfo que le coloca entre los grandes del tenis, aunque él se resista a reconocerlo. Pocos pueden mostrar un palmarés como el de Nadal, con ocho Grand Slam a sus jóvenes 24 años. Unicamente el sueco Bjorn Borg hizo algo parecido, al ganar 10. Nadal ya tiene los mismos títulos grandes que Andre Agassi, Ivan Lendl y Jimmy Connors, entre los tenistas de la era moderna (1968).

Nadal superó ayer a John McEnroe, que tiene 7 y aplaudió su victoria desde la cabina de la BBC donde retransmitía el partido. "Este chico es grande, muy grande", había dicho antes de la final, cuando adelantó su victoria. Menos alegría mostraba Bjorn Borg, que pronosticó su derrota en cuatro sets. El tenista sueco debe temer que sus récords míticos empiecen a estar claramente en peligro.

De momento le ha igualado sus cinco títulos en Roland Garros y ya lleva dos en Wimbledon, donde ha jugado cuatro finales. El bajón de Roger Federer y la fragilidad de la generación que lucha por estas grandes victorias no auguran nada bueno para el legendario campeón. ±Estoy muy orgulloso de estar en este club con grandes jugadores. Mi carrera es mucho mejor de lo que nunca había soñado. Me siento muy afortunado de vivir algo asíO, decía Nadal, muy feliz.

DE APRENDIZ A GENIO Pocos pensaban cuando aquel torpón Nadal de 17 años pisó la hierba de Wimbledon en el 2003 que siete años después habría inscrito su nombre con letras doradas por dos veces en la lista de honor que hay a la entrada del All England Tennis Club de Londres. Trabajo y sacrificio le han permitido vivir un éxito increíble. ±¡Genio!, le gritó un aficionado durante la final tras ejecutar un golpe casi mágico que levantó un ±¡oh! de admiración en la grada. Nadal ha pasado en ese tiempo de aprendiz de brujo a genio de la alfombra verde de Wimbledon. Ausente el rey Federer, ganador de seis títulos y presente en la final de forma ininterrumpida desde el 2003, Nadal ha tomado el relevo del campeón suizo en un escenario que ya es su segundo jardín, después del que tiene en Roland Garros. Aunque a este rincón, en el distrito SW19 de Londres, le tiene más cariño que a la pista Philippe Chatrier de París. Se siente más querido. ±Este torneo es perfecto. Los aficionados tienen un respeto al deporte y a los jugadores que para mí lo hace el mejor torneo del mundoO, dijo cuando recibió la copa de manos del Duque de Kent.

51 SEMANAS NUMERO 1 Nadal celebró en Wimbledon su regreso a lo más alto del tenis mundial. Ayer certificó ante Berdych su poder en una temporada en la que vuelve a batir récords como en los viejos tiempos, antes de los problemas físicos que le impidieron defender su título el año pasado.

El número uno mundial sumará su semana número 51 al frente de la lista, con 10.745 puntos, por delante del serbio Novak Djokovic (6.905) y de Roger Federer (6.885), gracias ha apuntarse por segunda vez en su carrera el doblete Roland Garros-Wimbledon y haber ganado de corrido todos los títulos disputados desde que ganó el primero en Montecarlo (a excepción del Queen´s).

Desde Mónaco, el tenista manacorense ha ganado un total de 31 partidos y solamente ha perdido uno (ante Feliciano López en Queen´s).

En Wimbledon, ha certificado su poder en un circuito donde parece que se impone la ley Nadal. Quienes quieran quitarle el trono o acabar con el Nadalato deberán trabajar en serio y sacrificarse como lo ha hecho él para volver a sentirse campeón.

ENTRE LOS GRANDES Un campeón no solamente sobre las pistas de tenis sino comparable a los grandes del deporte español, reconocidos a nivel internacional, como Severiano Ballesteros y Miguel Induráin.

Sus ocho Grand Slam le permiten estar en ese club de grandes, y sus dos Wimbledon son inevitablemente comparables por sí solos a los dos anillos de la NBA de Pau Gasol o los dos títulos mundiales de Fórmula 1 de Fernando Alonso.