España vota hoy Europa y la selección votó ayer Eurocopa. Nada de abstenerse. La mejor papeleta la depositó Valerón con un golazo ante Rusia (1-0). La Eurocopa empieza con buen pie. Se trataba de ganar en el debut y España lo hizo. Objetivo cumplido. Aunque el gol de Valerón no oculta, sin embargo, el juego irregular del equipo de Iñaki. Pero sí que aportará, al menos, la tranquilidad para jugar el próximo partido ante Grecia y, sobre todo, alejará a la selección de los nervios y del miedo que se hubiera instalado en el equipo en caso de empate o derrota.

El seleccionador tiene ahora tres días para corregir errores y analizar qué camino debe seguir la selección en el torneo después de comprobar, como sucedió en el último amistoso disputado contra Andorra, que España juega mejor con los suplentes.

Portugal no puede decir lo mismo. Ni siquiera tiene ese consuelo. El anfitrión llora después de ver cómo Grecia, el rival más débil en teoría del Grupo A, le estropeaba la gran fiesta inaugural al imponerse por 1-2 ante la mirada del presidente de la República Jorge Sampaio y del primer ministro José Manuel Durao Barroso. Portugal entero teme ahora lo peor: caer eliminada en la primera fase y ver cómo se hunde un torneo en el que está en juego la imagen exterior.

PRESION SOBRE SCOLARI La semana no será fácil para Luiz Felipe Scolari. El fútbol siempre es cruel con los entrenadores. Por eso cargará él solo, como le sucedía en Brasil, con toda la responsabilidad. Y si ya era cuestionado antes de iniciarse la competición, la derrota contra Grecia, tras dejar a Deco en el banquillo de inicio para no enfrentarse a las vacas sagradas Rui Costa y Figo, le deja en una situación delicada ya que el sueño de todo un país puede romperse a las primeras de cambio. Por eso el técnico pidió perdón. Sabe lo que le espera. "Pido disculpas. El resultado no se ha correspondido al apoyo. Ahora todo es a vida o muerte", dijo Scolari.

Iñaki Sáez es la otra cara de la moneda. El seleccionador español no necesita pedir perdón a nadie, aunque sí que se merece algún que otro cariñoso tirón de orejas. Alguno de los 17.000 españoles presentes en las gradas del estadio del Algarve se lo hubiera dado ayer encantado si los suplentes, Valerón, Xabi Alonso y Fernando Torres, no le hubieran solucionado la papeleta cuando se atascaron Raúl, Morientes, Baraja y compañía. Para eso están, es cierto, pero si el técnico respira ahora tranquilo y sigue sin necesitar pastillas para dormir es gracias a ellos: "Este triunfo nos da una moral tremenda. El partido contra Grecia será vital. Los conocemos porque nos hemos enfrentado dos veces con ellos y si ganamos podría significar el pase para los cuartos de final", reconoció Sáez.

Una fase en la que España seguiría jugando como en casa. La presencia de aficionados españoles fue ayer masiva. Espectacular. Llegaron de todo el país. Tudela, Burgos, Castellón, Madrid, Barcelona y, sobre todo, Extremadura y Andalucía. La marea roja cruzó la frontera, en su mayoría, por Huelva y soportó con paciencia las fuertes medidas de seguridad de la organización.