La décima Vuelta a Alemania, perteneciente al Pro Tour, arranca mañana en la localidad germana de Saarbrucken envuelta en un clima de sospecha y de rechazo al ciclismo en un país que ha asistido en los últimos meses a la caída de sus principales figuras, convertidas en villanos por los escándalos de dopaje.

La lista es tan larga como sonrojante para la afición alemana: Jan Ullrich, Erik Zabel, Rolf Aldag, Christian Henn, el danés Bjarne Riis, Jorg Jaschke o Patrick Sinkewitz.

Al aluvión de confesiones, todos han reconocido haber recurrido a sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento excepto Ullrich, los medios de comunicación han respondido dando la espalda al ciclismo.

Las cadenas alemanas ARD y ZDF decidieron dejar de emitir el Tour de Francia a raíz del positivo por testosterona del corredor del T-Mobile Patrick Sinkewitz.

En esta atmósfera enrarecida en la que los resultados deportivos llevan tiempo eclipsados por los de dopaje, tres decisiones extradeportivas han insuflado aire fresco al asfixiante ambiente del ciclismo alemán.

La primera, la tomada por los ejecutivos del gigante de telecomunicaciones T-Mobile de continuar patrocinando al equipo hasta 2010. La segunda, política: la no suspensión de los Mundiales de Stuttgart; y la tercera, informativa: el compromiso de las cadenas de televisión alemanas de retransmitir la vuelta de su país una vez garantizados por la organización estrictos controles antidopaje.

Una vez apartados los problemas que corroen el ciclismo, los corredores recuperan su parte de protagonismo, y de entre ellos, destaca Linus Gerdemann, del T-Mobile, vencedor de una etapa del Tour y líder durante un día, que encarna el nuevo ciclismo, limpio y sano.

Además de Gerdemann, el deseado por aficionados y organizadores, optan a la victoria final el alemán Jens Voigt, del CSC, vencedor en 2006, su compañero luxemburgués Andy Schleck, segundo en el Giro'07, el estadounidense Levi Leipheimer, del Discovery Channel, tercero del Tour'07 y vencedor de la Vuelta a Alemania en 2005, o los italianos Davide Rebellin, del Gerolsteiner, y Damiano Cunego, del Lampre, que prepara en Alemania la Vuelta a España.

La carrera comienza en Saarbrucken con una etapa en línea de 183 kilómetros y finaliza el 18 de agosto en Hannover tras nueve etapas y 1292 kilómetros.

Las diferencias se marcarán en la segunda jornada, una crono por equipos de 42 kilómetros en Bretten, en las tres etapas de montaña, en la tercera, cuarta y quinta jornada, y en la crono individual de 33 kilómetros de Fuerth, en la octava etapa.

La quinta etapa, de 157 kilómetros, es la reina de la vuelta, y concluye en la cumbre del Rettenbachferner, el puerto más alto que se asciende en el Pro Tour con sus 2671 metros.