Un tímido 'Go, go' antes de iniciar el encuentro fue el mensaje que profirió Stephen Curry antes de la gran noche. Una más para los Golden State Warriors en una temporada de ensueño. La que cambió la historia de la NBA y alzó la gloria de ser el mejor equipo un escalón más arriba. Ajeno al ruido mediático y como si de ningunear a la historia se tratara, Curry saltó al parqué del Oracle Arena de Oakland como aquel que se va a las urbanas canchas estadounidense a jugarse un uno contra uno con un amigo. Con un público enloquecido, 19.596 aficionados abarrotaron unas gradas repletas de carteles y recordatorios de lo que estaba por llegar a pesar de que el precio de la entrada subió un 134% y se situó en torno a los 1.534 dólares en la víspera. El salto inicial ya mostró una mística diferente y que con toda probabilidad costará mucho tiempo volver a experimentar.

Un grupo de jugadores únicos, sobrados de talento y con cierto toque de osadía, aquella que permite desafiar a los grandes mitos de la historia, logró superar sin complicaciones la visita de los Memphis Grizzlies en un encuentro con tintes poéticos y cierta melancolía por el cierre de la fase regular (124-105). Invitados de honor al récord, y con la figura de Marc Gasol en el imaginario con su sombra cada día más alargada, los de Dave Joerger firmaron su cuarta derrota consecutiva. Pero esta vez estaba justificada.

En un partido sin historia, los 44 puntos de Curry y el buen hacer de Barnes y Thompson, 15 y 16 tantos respectivamente, el duelo quedó resuelto en el segundo cuarto (61-41). Era tal la superioridad, que el base y claro candidato al MVP no saltó a la pista en el último cuarto, un trámite más para los vigentes campeones que acabaron imponiéndose por 19 puntos (124-105).

DESAFÍO A LA HISTORIA

Más allá de la nueva marca registrada, los Warriors no han parado de acumular récord tras récord. Consiguiendo más de mil triples por primera vez, firmando 34 victorias a domicilio, y con casi 115 puntos por partidos, los de Oakland han hecho añicos los registros establecidos hasta la fecha.

Con la cara de niño y con su inseparable sonrisa, la vida con Curryes mucho más sencilla. Y el título, a priori, también. Con un jugador que supera los 400 triples en una temporada, un récord más para añadir a la lista, no existen los imposibles. Además si lo dotas de los acompañantes necesarios, creas un grupo prácticamente imparable. El tándem que forman el base y Klay Thompson, en la ya legendaria 'Splash Brothers', han materializado 678 triples y junto a ellos surge el redimensionado Draymond Green, el combativoHarrison Barnes y la segunda unidad que forman el sempiternoIguodala, Barbosa o Livingston.

Con ello, Oakland vive un sueño. La ciudad situada en la Bahía de San Francisco, conocida por sus problemas de drogas y con una población étnicamente muy diversa, nunca imaginó una noche tan mágica. Con los playoff a la vuelta de la esquina, y partiendo con la vitola de claro candidato a revalidar el anillo, la narrativa tan especial, única e intrínseca que tienen las eliminatorias por el título depararán una nuevo reto para el campeón pluscuamperfecto.