Todo resultó tan evidente que hasta entran dudas de si fue un montaje. El Discovery Channel, el mismo equipo al que Lance Armstrong había apodado como el dream team, hizo aguas de una forma escandalosa en la primera cuesta del Tour, un puerto de segunda categoría denominado La Schlucht, muy largo (16 kilómetros), pero que no era gran cosa en cuanto a su dificultad. El jersey amarillo se quedó completamente aislado y con la sensación de que sufría para controlar el ataque de la mayoría de figuras de la ronda francesa. "Ha sido un día de mierda", reconoció el estadounidense, quien llegó a la meta de Gérardmer, un bello paraje turístico de los Vosgos, renegando y con un humor de perros. Todo lo contrario que Alejandro Valverde, que fue tercero. El triunfo se lo llevó el holandés Weening.

Hasta aquí, perfecto. Hasta aquí, la hermosa octava etapa del Tour 2005, la más intensa y espectacular de las corridas hasta ahora, la que sirvió de testimonio para demostrar que este año hay ronda francesa.

Alexandre Vinokurov, Andreas Klöden y Jan Ullrich, los tres de T-Mobile, los tres con experiencia de podio, aprovecharon la ocasión para azotar al tejano, en una fiesta a la que también se sumaron los corredores del Illes Balears. Fue este equipo el que, de hecho, destrozó a los estadounidenses, en su afán por ganar la etapa con Valverde, otro de los destacados en el primer contacto con la montaña. Tampoco fallaron, aunque permanecieron ocultos, los españoles Mayo, Heras y Beloki.

Armstrong entendió que en la subida de la Schucht podía apañárselas solito. Se trataba de una maniobra arriesgadísima, una decisión que daba emoción a un Tour que parecía sentenciado desde la contrarreloj inicial. Pero, también, pudo ocurrir lo que todo el mundo vio y observó. Vinokurov aceleró a falta de cinco kilómetros para la cumbre. Valverde respondió a su ataque. Armstrong llegó a ellos con alguna dificultad y detrás se le colocaron Ullrich y Klöden, con Ivan Basso de vigilante. En ese instante, desaparecieron del mapa sus grandes colaboradores: Azevedo, Popovych, Savoldelli, Rubiera y Beltrán.

El T-Mobile lanzó sus efectivos. Klöden, segundo hace un año en París, se fugó. Armstrong no pudo neutralizarle. Poco después también entró Ullrich en el juego. Klöden perdió la etapa al esprint, ante el holandés Weening, pero recortó, entre tiempo real y bonificación, 39 segundos. Todos enseñaron sus cartas. Armstrong también, aunque tal vez apostó con un farol.