Vincenzo Nibali pasará la jornada de descanso de hoy en el Giro con sosiego y tranquilidad porque ya empieza a descubrir los problemas de algunos de sus rivales. En una novena etapa, supuestamente de transición con la victoria del ruso Maxim Belkov (Katusha) escapado, el líder de la ronda italiana volvió a comprobar que Bradley Wiggins se descuelga en cada descenso con terreno mojado por el que pasa la prueba. Pero, sobre todo, constató que el último ganador, Ryder Hesjedal, después de realizar una floja actuación en la contrarreloj del sábado, cedió terreno en el último puerto de la jornada para perder un minuto y descolgarse del top ten .

Wiggins sufre, pero aguanta. Necesita el apoyo del Sky para reaccionar por detrás. En cambio, Hesjedal, en vez de levantar la mano para reivindicarse, ya está distanciado a más de tres minutos. El martes se reanuda la prueba con la primera de las seis llegadas en alto de la carrera. El Astana, el equipo de Nibali, rueda sin fisuras y protege a su líder de forma sensacional. Ayer, al menos, tras la mala contrarreloj del sábado, Beñat Intxausti fue sexto.