Alexander Zverev tenía dos años, Stefanos Tsitsipas solo uno, Denis Shapovalov, apenas seis meses, y Felix Auger-Aliassime aún no había nacido cuando Roger Federer pisó por primera vez Wimbledon en 1999. Ese año, Europa había puesto en circulación el euro, Lance Armstrong ganó su primer Tour y Pete Sampras, el sexto de sus siete títulos sobre la hierba del All England Tennis Club.

Dos décadas después, Zverev, Tsitsipas, Shapovalov y Auger-Aliassime son tenistas de la nex-gen candidatos al título, Gran Bretaña está a punto de abandonar Europa, a Armstrong le han arrebatado sus siete Tours por dopaje, Sampras suele sentarse en el palco de la central en el día de la final del torneo y Federer es el único que sigue impertérrito sobre la hierba de Wimbledon, donde no ha faltado en 20 años y, a partir de mañana, volverá a estar, a punto de cumplir 38 años y, de nuevo, entre los tres grandes favoritos a la victoria final junto a Novak Djokovic, actual campeón, y Rafael Nadal.

Desde que ganó su primer Wimbledon en el 2003 ante el australiano Mark Philippoussis, el exnúmero uno ha forjado una leyenda en ese escenario. Ese currículo impecable y su décima victoria en Halle la pasada semana le ha servido para desplazar a Nadal como segundo cabeza de serie y formar parte de un trío de campeones que llegan con máxima ambición. Djokovic abrirá el juego hoy (14.00 horas, Movistar) en la central para inaugurar la 133ª edición ante el alemán Kohlschreiber (57º mundial). El serbio aspira a revalidar el título, conquistar su quinto Wimbledon y sumar el 16ª Grand Slam de su carrera.

Federer debutará mañana ante el surafricano LLoyd Harris (87º mundial) en busca de un noveno título y su 21ª Grand Slam. Ese mismo día se estrenará también Nadal ante el japonés Yuichi Sugita (258º mundial) con el reto de conquistar su tercer Wimbledon, un torneo que no gana desde el 2010 y que le supondría el 19ª Grand Slam en su palmarés si consigue levantar la dorada copa el próximo 14 de julio. Le espera un camino diabólicamente difícil con posibles rivales como Nick Kyrgios, Denis Shapovalov, Marin Cilic y Dominic Thiem antes de llegar a cruzarse con Federer y Djokovic.

«El año pasado estuve a un punto de la final. Hice un buen torneo y llegué a semifinales», explica Nadal que perdió con Djokovic, 6-4, 3-6, 7-6, 3-6 y 10-8) y que afrontará el torneo habiendo disputado solo una exhibición en el club londinense de Hurlingham, donde perdió con Marin Cilic (6-3, 6-3) y Lucas Pouille (6-3, 4-6 y 10-5). «Me encuentro bien y voy mejorando día a día. Espero estar listo. Vengo con mucha confianza tras Roland Garros», aseguró.

El claro favoritismo del Big3 lo confirman las casas de apuestas antes de comenzar el torneo. La victoria de Djokovic se paga a 2,37 por euro apostado; la de Federer, a 4,35 euros y la de Nadal, a 7 euros. Lejos de ellos, el cuarto en la lista es el griego Stefanos Tsitsipas (19 euros), seguido del alemán Alexander Zverev, el croata Marin Cilic), el canadiense Felix Auger-Aliassime, Themi (34 euros), el díscolo australiano Nick Kyrgios (41 euros) y posible rival de Nadal en segunda ronda, del que ayer no quiso hablar. «Tiempo habrá», dijo.

El torneo femenino

Si en el torneo masculino los pronósticos están centrados en Djokovic, Nadal y Federer, en el torneo femenino el abanico se abre con tantas opciones como incógnitas. El aplastante dominio que ejercía Serena Williams desde que ganó por primera vez en Londres en 1999 ha desaparecido. La tenista estadounidense, de 36 años, llega a Wimbledon habiendo jugado solo 12 partidos esta temporada y como cabeza de serie número uno. A pesar de eso, es la tercera favorita junto a Karolina Pliskova, con 8,5 euros por su victoria, solo superadas por la australiana Ashleigh Barty (6,5 euros), última ganadora de Roland Garros y que deberá adaptar sus características a una superficie totalmente distinta a la tierra.

En cuanto a las españolas, no está siendo una buena temporada para Garbiñe Muguruza, que ha caído hasta el puesto 27 del ranking WTA. Parece lejos del nivel que tuvo en 2017, cuando ganó en Londres la final a Serena Williams, pero con ella nunca se sabe. La otra baza es Carla Suárez (31ª mundial), que ha sido algo más regular.