Fue el último en salir del vestuario. No es precisamente Xavi uno de los jugadores que invierta más tiempo en acicalarse. Ni en los partidos ni en los entrenamientos. Pero no era un partido ni mucho menos un entrenamiento. Seguramente era algo más que una final, que la disputa de un trofeo. Andaba en juego la supremacía continental entre los participantes más frecuentes de las últimas semanas.

Se trataba también de una reválida para un Barça erosionado por los altavoces del madridismo. Se puso a jugar como sabe y limpió su imagen a ojos del que la quiso ver manchada. Millones de espectadores en todo el mundo contemplaron cómo es y a qué juega el Barça.

TODOS LOS DETALLES Y siendo como es y jugando a lo que juega, no se mueve de la cúspide pese a todos los intentos por derrocarlo. "Seguiremos igual: nunca dejaremos de querer más títulos", prometió Xavi, que tuvo que salir a la carrera porque todo el autobús estaba esperándole para ir a la cena de celebración.

Futbolero hasta la enfermedad, Xavi quiso grabarse en la memoria su paso por Wembley hasta el más mínimo detalle. Siempre recordará que capitaneó al Barça la noche en que desnudó al Manchester ante todo el planeta. No se sabe aún si en el museo de la UEFA de la final de Múnich-2012 constará él como el capitán, o será Puyol, o será Abidal que lució el brazalete para ser el primero en recoger el trofeo de manos de Michel Platini.

"Era un momento para que lo disfrutara después de los malos ratos que han pasado él y su familia", explicó Xavi sobre la simbólica decisión que partió de Carles Puyol. El también disfrutó. Lo repitió constantemente. Embriagado por la liturgia del evento, boquiabierto por la majestuosidad del estadio pero, sobre todo, asombrado por la actuación del Barça. No por inédita y sorprendente, sino porque fuera capaz de cuajarla frente a un adversario de la entidad del Manchester y en una final.

"Apenas hemos sufrido, porque hemos conseguido dominar en todo momento", dijo antes de explicar dónde residió una de las claves fundamentales del triunfo. "Ellos han jugado con dos mediocentros y un mediapunta y eso nos ha facilitado las cosas para que pudiéramos combinar bien por dentro", analizó.

Pero, como en Roma, el Barça necesitó sus minutos para coger el ritmo. "Para reencontrarnos", dijo Xavi, sin vergüenza.