"Le dije que si el club ve que lo mejor es que yo lo deje, no hay ningún problema. El lo sabe desde hace tiempo. También pasó otros años, cuando iban mal las cosas". Angel Marcos no tuvo reparos ayer en decir públicamente que le ofreció su marcha al propietario del Cacereño, Antonio Martínez Doblas. Pero el empresario segedano no aceptó y Marcos se sentirá en el banquillo mañana ante el Burgos, en el intento de su equipo por romper una racha negra que le impide ganar desde principios de diciembre.

Marcos calificó la reunión con Doblas como "una más, como muchas que tenemos a lo largo del año. Vimos los pros, los contras, si iban a venir jugadores...". Quedaron en esto último y los frutos se están viendo: la incorporación de Josete Abarca ya es efectiva, mientras que la de Iván Fabiani puede estar al caer. Lo que sea para no descender, lo que sería una hecatombe para la entidad verde.

"La cuestión no era que estuviese yo o estuviese otro. Es que el número de jugadores había que aumentarlo", amplió el técnico, quejumbroso, como en las últimas semanas, por la escasez de efectivos con los que cuenta a diario. "Me ha dicho un entrenador del grupo que no estamos jugando con la misma baraja que los demás. Es un tema de números", insistió.

La culpa

Y... ¿se le pasó por la cabeza marcharse? "Hay momentos en los que a lo mejor sí. Si la solución es esa, pues hay que hacerla. Los entrenadores siempre somos responsables de los resultados. Sí es verdad que aquí quizás habría que mirar a fondo más, pero yo no voy a decirlo. La culpa cuando se pierde es del entrenador. Cuando se gana, es de los jugadores. Esto es así", respondió.

Marcos se ve con fuerzas, de eso que no quepa ninguna duda: "¿Cómo no voy a tenerlas? Lo que quiero es material, tener todas las posibilidades que tienen otros entrenadores".

También destacó que cuenta con el apoyo de la plantilla. "Los jugadores también están pasando un momento malo, sufriendo. Los veo involucrados. Se dan cuenta de que ha habido muy poca gente para entrenar. Y en los últimos partidos hemos terminado los partidos con cinco o seis sub-23. Eso es dar mucha ventaja".

En su disertación no faltó, eso sí, la autocrítica: "La mini crisis numérica empezó con el año. Quizás fue hasta culpa mía. Una, dos... pero son seis semanas ya. Puede que hayamos levantado todos, yo el primero, el pie del acelerador".

Y dejó una apostilla: "Llevo muchos años entrenando y sé que solo lo mantienen los resultados. Pero en eso Cáceres no es un sitio raro".