A Shigeru Omi se le reconoce como la persona que erradicó la poliomielitis en los 37 países que controlaba como director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Pacífico Sur. Este médico japonés de 70 años, actual presidente de la organización médica de su país, concedió esta semana una entrevista a Associated Press (AP) donde le preguntaron sobre la disputa de los Juegos Olímpicos. "Ahora todo es una incógnita. Depende de la fuerza del brote y del esfuerzo de la comunidad social y política".

Los Juegos Olímpicos de Tokio se han convertido en los de la incógnita a causa del brote de coronavirus que afecta globalmente a varios países. Pero no solamente son los Juegos. Todo el deporte está en vilo en estos momentos. Italia ya ha jugado los primeros partidos sin público, se han suspendido o aplazado torneos preolímpicos, grandes premios, encuentros internacionales y carreras ciclistas. Y nadie sabe qué puede pasar, al menos, en las próximas semanas.

Japón, sede los Juegos, está paralizado, sin escuelas y con la vida laboral afectada. Este domingo apenas unos pocos atletas de élite correrán el maratón de Tokio donde se habían apuntado más de 38.000 personas. La Liga de fútbol nipona, con Andrés Iniesta como principal estrella foránea, se ha paralizado, al igual que la de baloncesto, rugby (el año pasado Japón fue sede del Mundial) y béisbol. La eliminatoria de Copa Davis entre Japón y Ecuador se desarrollará a puerta cerrada y hasta se están revisando las normas del sumo, deporte nacional, para evitar al máximo el contacto entre los luchadores y el público.

Una cancelación o aplazamiento del certamen olímpico sería letal no solo para Japón, sino para los intereses económicos del Comité Olímpico Internacional (COI) y para la mayoría de federaciones, sobre todo aquéllas que solo aparecen en el marco mediático durante los Juegos y se pasan cuatro años en el anonimato. "Si se cancelan los Juegos no solo nos quedamos sin patrocinadores, sino que desapareceremos del mapa", comenta un alto dirigente de una federación española olímpica que prefiere quedar en el anonimato.

¿UN AÑO DE MARGEN?

Dick Pound, miembro del COI y que fue el primer presidente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), afirmó esta semana que el organismo olímpico se daba de plazo hasta mayo para tomar una decisión definitiva sobre los Juegos. "Es una gran decisión que se debe tomar con datos mucho más fiables pero nunca se aplazarían sino que se cancelarían", dijo el veterano dirigente deportivo. Thomas Bach, presidente del COI, quiso rebajar el tono y apostar fervientemente por los Juegos. "El COI está totalmente comprometido con que se celebren los Juegos y no vamos a añadir combustible a las llamas".

Sin embargo, algunas federaciones internacionales llevan semanas alertando de una posibilidad que, aunque no se contempla de forma oficial, si que empieza a tomar cierto relieve, siempre dependiendo de la evolución de la epidemia: el aplazamiento de los Juegos para el año 2021.

Desde que el barón Pierre de Coubertin creó los Juegos de la edad moderna en 1896 tan solo se han suspendido a causa de las dos guerras mundiales del siglo pasado superándose, pese a los boicots, todas las crisis ocasionadas por la Guerra Fría entre la desaparecida Unión Soviética y Estados Unidos.

"Si los Juegos estuvieran programados este mes de marzo no se podrían celebrar debido al impacto del coronavirus. Pero ahora no tengo ningún dato científico para evaluar la situación de Tokio y todo Japón en el mes de julio". Así se pronunció también esta semana Hitoshi Oshitani, considerado como uno de los virólogos más ilustres de Japón en un encuentro con corresponsables extranjeros acreditados en Tokio. "En estos momentos no hay una estrategia segura ni efectiva. En julio, igual, todo es diferente".

PRUDENCIA OFICIAL

De ahí que el COI con su presidente al frente opte por la prudencia y mantenga, al igual que la organización japonesa, que los Juegos se celebrarán sí o sí. "Los preparativos continuarán según lo previsto pero estamos en contacto con la OMS", advierten desde Lausana como apoyo a las palabras de Bach. Todos confían que el Covid-19 sea un virus estacional, como el de la gripe, y que con el calor y la humedad reinantes en Tokio durante el verano desaparezca definitivamente.

Pero, a la vez, la proclama de que "todo continuará según lo previsto" no es cierta. Los ensayos con los voluntarios, imprescindibles para la organización del certamen, se han cancelado y el recorrido de la antorcha olímpica, que parte el 26 de marzo desde la ciudad de Fukushima, está pendiente de estudio en estos momentos.

Tokio aguarda a 11.000 atletas, 207 países participantes, 25.000 periodistas acreditados y un movimiento diario cercano al millón de personas atraídas por los Juegos. Están programadas 339 competiciones repartidas en 33 deportes con 50 disciplinas deportivas y unas tremendas medidas de seguridad, al margen de la alerta por el virus. En Río de Janeiro, hace cuatro años, se movilizaron nada menos que 80.000 personas entre policías y fuerzas privadas. Y tampoco hay que olvidar que dos semanas después comienzan los Juegos Paralímpicos, suscritos igualmente a cualquier decisión oficial que se vaya a tomar.

Al Gobierno japonés le corresponde la decisión definitiva. El Partido Demócrata Liberal, que lo sostiene, pospuso también su convención anual que reunía a 3.000 delegados en un hotel de Tokio. Y toda la crisis del coronavirus llega en una época de recesión en Japón después de haberse gastado 9.000 millones de euros en la organización de los Juegos, una cifra que algunos medios internacionales y locales triplican, y con otros 3.000 millones en juego, los que han aportado como apoyo a los JJOO varias empresas y sociedades japonesas que se han constituido como patrocinadores.

OTROS INCONVENIENTES

Por si fuera poco, en esta situación angustiosa, el clima, con un invierno muy cálido, ya estaba provocando la caída del turismo antes de que estallase la epidemia y dejase en el aire miles de viajes desde China: casi 10 millones de turistas chinos visitan anualmente Japón.

"Vamos a tomar todas las medidas para que todos se sientan a gusto en los Juegos", ha repetido esta semana Yoshihide Suga, ministro y portavoz del Gobierno japonés, que ha contradicho a Pound garantizando unos Juegos que, por desgracia, son ahora una incógnita cargada de psicosis y miedo.