Félix Campo ya maneja una inédita solución para acabar con los problemas deportivos del Cacereño, último en la clasificación y sin anotar un solo gol en los primeros cinco encuentros. ¿Cuál es? Renovar al entrenador, Ismael Díaz, por dos temporadas más aparte de las tres que le restan de contrato. Sería una muestra de confianza indiscutible, demasiado rotunda como para contradecirla.

"La gente no me conoce. Soy capaz de eso y de más. Voy a muerte con este entrenador", afirma el mandatario en su círculo más cercano. Hace poco menos de un año también sorprendió en cierto modo extendiendo el compromiso con Díaz por tres temporadas, aunque entonces los resultados eran diametralmente opuestos. Desde entonces no se ha percibido ninguna fisura en la relación entre ambos y Campo ha entregado por completo la planificación deportiva al técnico, cuestionado ya desde algunos sectores de la grada del Príncipe Felipe.

DATOS FRIOS

Colistas y sin respuesta ante el marco rival. Son los fríos datos del Cacereño pese a su mejoría en la puesta en escena frente al Extremadura en el primer derbi regional de la temporada (0-1).

La jornada deja abierta una puerta a la esperanza por el cambio de actitud y la recuperación de la mentalidad ofensiva en los verdes, pero los números reflejan el peor arranque liguero de los últimos treinta años. Cinco jornadas sin conocer la victoria, con cuatro derrotas y, lo que es peor, sin hacer un solo tanto, no invitan a la esperanza de contemplar una temporada en la que el Cacereño se vea peleando por la liguilla.

Las importantes bajas que ha tenido el equipo, así como las decisiones arbitrales y la mala fortuna son las alusiones más pronunciadas por Ismael Díaz tras los encuentros. Los movimientos y rotaciones en su esquema no acaban de dar el fruto apetecido y la prueba evidente es que las posiciones de los futbolistas verdes en nada se parecen en el primer minuto a las que ocupan en el último cuarto de hora.

Al menos, la imagen ante el Extremadura fue en consonancia al espíritu ofensivo de la temporada pasada, aunque faltan multitud de detalles por pulir en todas las líneas.