LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO SAN SEBASTIAN, 18 DE NOVIEMBRE DE 1980.

PESO Y ALTURA 60 KILOS Y 1,69.

TRAYECTORIA CAMPEONA DE ESPAÑA. PRIMERA ESPAÑOLA DE SU ESPECIALIDAD QUE SE CLASIFICA PARA UNOS JUEGOS POR MERITOS DEPORTIVOS.

A las seis de la mañana, cuando Pekín se desperezaba aún de su fiesta grande, una vasca de Donosti abría los ojos en la Villa Olímpica. "Me dio pena no poder ir a la inauguración, pero jugaba a las nueve, no podía", se lamentó la jugadora de bádminton Yoana Martínez, de 27 años. Pese a no estar en la fiesta, ella se levantó con energía. Había llegado, al fin, su día. Agarró la raqueta y derrotó a la australiana Erin Carroll en dos mangas (21-9 y 21-16) en su primera participación olímpica. Hoy se enfrentará a la indonesia Maria Kristin Yulianti.

--Es la primera española en ganar un partido de bádminton en unos Juegos, ¿cómo lo ve?--Muy bien. De maravilla. Todo ha ido muy bien, ha salido incluso mejor de lo que esperaba. Habíamos estudiado, con mi entrenador, a la australiana y sabíamos cuales eran sus puntos débiles. Salió perfecto.

--¿Estaba nerviosa?--Al principio sí. Pero luego me olvidé de todo. Ha sido muy emocionante. Mucho. Tenía a toda mi familia en las gradas. Mis padres, mi hermano, la mujer de mi hermano, unos amigos, todos...

--¿Imaginó vivir algo así?--Cuando empecé a jugar en el colegio, tenía 13 años, no piensas que algún día puedas estar en unos Juegos Olímpicos, pero me gustó mucho y seguí haciéndolo. Después, me fui a entrenar al Centro Nacional de la federación en Madrid. Allí llevo ocho años y ahora estoy aquí, después de ganar un partido de bádminton en unos Juegos.

--El primero.--Sí, lo sé. Me siento como una pionera de este deporte en España. Estoy tremendamente feliz de haber roto la historia. Ahora quiero seguir trabajando para hacerlo lo mejor posible.

--¿Se imagina la vida sin una raqueta en la mano?--Pues no. La verdad es que no. Soy una persona afortunada porque hago lo que me gusta, me encanta este deporte. A veces, cuando voy por la calle sin la raqueta, me siento extraña. Parece como si me faltara algo. La raqueta forma parte de mí, de mi cuerpo y ahora, cuando te ves aquí y has conseguido ganar un partido, piensas: "Pues sí, los sueños se hacen realidad". Tengo una emoción tremenda, ha sido una victoria increíble. Pero ahora quiero más.