Un jurista para sustituir a un banquero de grandes empresas. El consejo de administración de Endesa eligió ayer a Juan Sánchez-Calero como nuevo miembro con la intención de auparlo a la presidencia tras la junta de accionistas del 12 de abril. El abogado relevará a Borja Prado, que dejará la compañía tras 12 años como consejero y una década como presidente por sus crecientes diferencias con el principal accionista, el grupo semipúblico italiano Enel, que posee el 70% del capital de la eléctrica española.

Al contrario que su antecesor, Sánchez-Calero no tendrá funciones ejecutivas, sino de representación institucional y control de los gestores. Enel ha decidido que el día a día esté exclusivamente a cargo del consejero delegado, José Bogas. En las últimas semanas se habían filtrado como candidatos de forma interesada los nombres de Juan Rosell, expresidente de la CEOE, y del experto en gobierno corporativo Aldo Olcese, pero en el entorno de la compañía se les descartaba.

El nuevo presidente creó su propio despacho de abogados en 1983, especializado en derecho mercantil, y es además consultor del bufete Allen & Overy desde el 2016. Doctor en derecho por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de mercantil en la misma desde 1999, habla inglés, alemán e italiano y, según la web de su firma, «tiene una amplia experiencia en litigación nacional e internacional, como abogado y árbitro, y como defensor en asuntos penales-económicos. Emite con frecuencia dictámenes e informes en asuntos mercantiles».

PRELEGISLACIÓN / Según explicó Endesa en una nota, Sánchez-Calero ha participado en «labores prelegislativas» en materias como la normativa de ofertas públicas de adquisición (opas) de empresas y la propuesta de reforma del código mercantil. Además, ha sido miembro de los consejos de Bancaja Inversiones (filial de una de las entidades de ahorro que se fusionaron en Bankia) y de Ploder. El consejo de la eléctrica también aprobó el pacto con Iberdrola y Naturgy para cerrar las nucleares escalonadamente entre el 2025 y el 2035, bajo la supervisión de la empresa pública Enresa y en línea con lo previsto en el Plan de Energía y Clima del Gobierno.

Prado, por su parte, llegó a un acuerdo con Enel para dejar el cargo hace unas semanas. Tiene derecho a una indemnización de en torno a 13 millones de euros, que se suman a los más de 2,3 millones de euros que tiene reconocidos para el momento de su jubilación, aunque puede haber negociado con el grupo italiano unas cantidades distintas. Oficialmente su salida fue anunciada como una medida para fomentar el «buen gobierno corporativo» de la empresa. Así, el cargo de presidente de Endesa no se podrá ocupar a partir de ahora durante más de 10 años.

Como alto cargo del banco de inversión italiano Mediobanca, Prado llegó a Endesa de la mano de Enel cuando este grupo compró la compañía española en el 2007. Sin embargo, su relación con la matriz se empezó a enfriar a partir del 2014, desde que el Gobierno de Matteo Renzi decidió sustituir a Fulvio Conti, el consejero delegado de Enel que le nombró presidente de Endesa, por Francesco Starace.

Al contrario que su antecesor, el nuevo primer ejecutivo del grupo italiano redujo notablemente el tamaño de Endesa y limitó a la compañía a la Península Ibérica: decidió que las filiales latinoamericanas pasasen directamente a Enel, incrementó el dividendo que repartía la eléctrica española, y limitó su capacidad de crecer vía compras.

Además, es partidario de que el presidente sea un cargo representativo y que el poder ejecutivo lo ostente el consejero delegado, un modelo que Prado no compartía.