La semilla de una nueva burbuja inmobiliaria ha echado incipientes raíces en España, si bien su florecimiento no es seguro. Al contrario que en la era precrisis, los bancos no han disparado el crédito hipotecario hasta niveles insanos. Sin embargo, los precios de los pisos han crecido mucho más que la renta de los hogares en los últimos años, lo que ha provocado ya un problema social de acceso a la vivienda en algunas zonas y a largo plazo podría desencadenar una nueva ola de impagos en función de cómo evolucione el mercado, la economía y el empleo.

Los precios crecieron un 22% desde su mínimo de principios del 2014 hasta el cierre del 2018. En el mismo periodo, la renta media de las familias repuntó el 8,6%, mientras que los salarios medios (relevantes para los hogares unifamiliares o con un solo trabajador) subieron apenas el 3,4% hasta el 2017 (último dato disponible). Ello ha elevado de forma notable el esfuerzo financiero necesario para hacerse con una casa. «Podemos hablar ya abiertamente de crisis de acceso a la vivienda», advirtió el consejero delegado de Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno, hace unos días.

Los entes supervisores estiman que la cuota de la hipoteca no debería superar el 30-35% de los ingresos mensuales netos de un hogar, si bien algunos expertos lo rebajan al 30%. Según el Colegio de Registradores, este nivel ya se superó con relación a los salarios en el primer trimestre en el conjunto de España (30,6%) y en algunas comunidades de forma preocupante, como Baleares (40,8%), Madrid (35,9%) y Cataluña (35,1%). Como solo tiene en cuenta los sueldos, es relevante para los hogares con un solo ocupado.

La tasadora Tinsa, en cambio, analiza los ingresos familiares totales, lo que refleja mejor la situación de la mayoría de los hogares. En este caso el indicador no es tan preocupante (20,1% en junio). En el peor momento de la anterior burbuja, a mediados del 2007, llegó al 33%. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que es una media, con lo que un buen número de familias estará por encima de esos umbrales.

Además, hay zonas donde sí que despierta ya alertas preliminares, como Baleares (26,6%), Málaga (26,5%) o barrios de Madrid (Moncloa-Aravaca 30,6%, Salamanca 30,5%, Chamberí 25,9% y Chamartín 25,6%) y Barcelona (Sarriá 29,2%, Ciutat Vella 28,5%, Eixample 28,1%, Gràcia 27,4% y Les Corts 27%).

La precariedad laboral explica la situación. El paro ha bajado del 25,93% de marzo del 2014 al 14,45% del cierre del 2018, pero todavía sigue en un 33,54% en los menores de 25 años. La tasa de temporalidad se ha incrementado del 23,1% al 26,99%, afectando a 4,41 millones de trabajadores. Y los sueldos han caído entre los ocupados de entre 20 y 24 años (0,5%), 30 a 34 años (1,78%) y 35 a 39 años (1,32%).

Según el CIS, el 81,8% de los españoles prefiere comprar a alquilar, pero el 45% de los que arriendan no tiene ingresos suficientes para adquirir.