El presidente de la aerolínea irlandesa Ryanair, Michael O´Leary, ha acuñado algunas sentencias que quedarán para la posteridad de la aviación moderna. "En 10 años volar será gratis", es una de ellas. Otra sonada es que "en Europa solo quedarán cuatro compañías aéreas y una de ellas será Ryanair". Si solo la mitad de lo que dice se cumple ya será un cambio radical para la aviación mundial. Sin embargo, en un momento tan convulso para la economía, es posible que esas alternativas tengan ahora poca recompensa.

Las aerolíneas de bajo coste que han revolucionado el sector y la forma de viajar para un elevado porcentaje de la población atraviesan un momento complicado. Nacidas con el propósito de desplazar a las compañías tradicionales de una parte de su negocio, parece que esa carrera la llevan a cabo con mayores costes de los que pensaban, mientras que el ejercicio de reestructuración al que se han sometido las aerolíneas de bandera las ha llevado a una mejor situación financiera y comercial. "Da la impresión de que las compañías de bajo coste han desplegado cierta sobrecapacidad en el mercado. La flota es elevada y compiten por rutas muy maduras en las que no es fácil conseguir pasajeros", comentó Salvador Curcoll, experto en el sector aéreo.

MODELO DE EXITO "Puede que las low cost puedan pasar por una coyuntura adversa, pero representan un modelo de éxito que no tendrá vuelta atrás", comentó Josep Francesc Valls, catedrático de Turismo de Esade. "El futuro apunta hacia grandes conglomerados aéreos compartiendo espacio con las aerolíneas de bajo coste", agregó. En todo caso, el momento coyuntural no es el mejor para Ryanair. La compañía dio ayer a conocer unos resultados poco prometedores para la evolución de las acciones en bolsa (el valor cayó el 2,2%). Obtuvo un beneficio neto de 35 millones en su tercer trimestre fiscal --entre octubre y diciembre del 2007--, lo que supone una caída del 27% respecto al mismo periodo del ejercicio precedente. O´Leary consideró que los beneficios se enmarcan en unas "muy adversas condiciones de mercado". Apuntó como causas el precio del petróleo, así como los aumentos "injustificados" de las tasas en los aeropuertos. Ryanair no es la única compañía que espera un mal año. Clickair, la línea de bajo coste participada por Iberia, ha decidido rescindir contratos con el fabricante de aviones Airbus, con lo que cerrará el 2008 con menos aeronaves para adaptarse a una situación más restrictiva. Esta cancelación de contratos no comportará "grandes perjuicios económicos", pero, además, la compañía ha eliminado desde diciembre siete rutas. Por su parte, Vueling busca socio al que unir su depauperada fuerza financiera, después de seguir acumulando pérdidas.