Estamos ante el proceso de regularización fiscal más importante que ha visto el país en toda su historia, no hay precedente", aseguró ayer el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, para dar una idea de la dimensión del fraude de las cuentas ocultas en la filial suiza del banco HSBC. De momento, la Agencia Tributaria ya ha ingresado 260 millones procedentes de unos 300 contribuyentes que han presentado una declaración complementaria.

Todo empezó a finales de mayo, cuando Francia remitió a España los datos aportados por un antiguo empleado del HSBC en Suiza. Había datos sobre unas 3.000 cuentas opacas que, según reveló ayer Ocaña en el Congreso de los Diputados, correspondían a 659 contribuyentes españoles. Las deudas correspondían al 2005 y al 2006, a punto de prescribir (el 30 de junio iba a prescribir el 2005).

"Lo urgente era evitar la prescripción", dijo ayer Ocaña, y por eso se enviaron requerimientos a los 659 contribuyentes identificados. Se consiguieron practicar 558 notificaciones antes del 30 de junio. Las cartas fueron interpretadas como un trato a favor y una amnistía fiscal por el colectivo de inspectores de Hacienda y por la oposición. Se interpretó que con esa invitación a regularizar las cantidades defraudadas la Agencia Tributaria optaba por no realizar inspecciones.

PRIMERAS CITACIONES Pero Ocaña explicó que los requerimientos lograron interrumpir la prescripción sin que ello impida ahora inspeccionar. "Estamos inspeccionando todos los casos, no hemos renunciado a ninguna línea de investigación", dijo. A finales de agosto se empezaron a enviar las primeras citaciones. "Si la cuota defraudada supera los 120.000 euros y si hay indicios de delito contra la Hacienda pública, se va a remitir esa información al ministerio fiscal. En eso estamos ahora", añadió.

De momento "esos 45.000 millones de las antiguas pesetas que han aflorado no me parecen un mal comienzo", enfatizó Ocaña. "Y eso es solo una parte, a lo mejor pequeña", añadió sin concretar más. A esta cantidad habrá que añadir la sanción que determine la Agencia Tributaria (entre el 50% y el 150% de la cuota defraudada, es decir, entre 130 y 390 millones más). Pero habrá que sumar los resultados de las inspecciones sobre "todos" los contribuyentes de este caso, hayan regularizado o no.

Menos lustrosa ha sido la actuación sobre las cuentas ocultas en Liechtenstein, un caso destapado en febrero del 2008. Las 65 personas que formaron parte de la denuncia del fiscal quedaron en 17 por haber prescrito gran parte de las deudas. Solo se han ingresado ocho millones por declaraciones extemporáneas.