La crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos es analizada con lupa por cada uno de los miembros del grupo de los siete países más industrializados del mundo (G-7). Sin embargo, sus repercusiones en los mercados bursátiles no motiva, por ahora, convocar una reunión extraordinaria de sus ministros de Finanzas y de sus banqueros centrales, como pidió el jueves el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, desechó ayer tal posibilidad y dijo que el G-7 no se reunirá antes de la cumbre ordinaria de octubre con motivo de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington. Sarkozy planteó también la necesidad de analizar la transparencia de los mercados y de los productos financieros.

Steinbrück defendió también la independencia del Banco Central Europeo (BCE) como uno de los pilares de la Unión Europea para garantizar el objetivo de la estabilidad de precios. "Nadie puede poner en cuestión o relativizar la independencia del BCE y, quien lo intente, no tendrá éxito", aseguró.

La ministra francesa de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, afirmó que la actual situación de los mercados financieros "no es un crash , sino una corrección brutal", que tiene su epicentro en el sector hipotecario de alto riesgo de EEUU.

En una entrevista concedida al diario Le Parisien , Lagarde subrayó la importancia de que los inversores "mantengan la cabeza fría" y destacó que la economía francesa está evolucionando bien, por lo que considera que "no se verá afectada".

Asimismo, elogió el comportamiento conjunto del Banco Central Europeo con la Reserva Federal norteamericana. Dijo que ambas instituciones habían trabajado de manera "extremadamente concertada y en sentido decreciente", inyectando la mayor cantidad de liquidez al inicio de la crisis para después disminuir su intervención.