"Mientras muchos se preocupan por llenar sus depósitos de gasolina, muchos otros luchan para llenar sus estómagos". Con estas palabras, el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, trató de centrar el debate sobre la crisis de la economía mundial en otros términos a la debacle financiero y al aumento de los precios del petróleo que sufre el primer mundo: los disparados precios de los alimentos básicos en los países en desarrollo, en parte originados por el auge de los biocarburantes como producto verde alternativo al petróleo.

Los altos precios de los alimentos --que amenazan con hambrunas y ya han ocasionado revueltas violentas en países como Egipto, Pakistán y Burkina Faso, y que el sábado originaron la caída del Gobierno de Haití-- tendrán "consecuencias terribles", según el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn.

En la reunión de este fin de semana del FMI y el BM, Zoellick propuso un New Deal de política global alimentaria y lamentó que los altos precios de los alimentos han supuesto perder el trabajo de "siete años en la lucha contra la pobreza".

MEDIDAS URGENTES El BM propone medidas de emergencia como que la comunidad internacional cubra el "hueco" de 500 millones de dólares del programa de alimentos de la ONU. Además, el BM doblará el próximo año sus préstamos de agricultura al Africa subsahariana. Pero más allá de medidas de choque, Zoellick propone un esfuerzo estructural conjunto para frenar una crisis en la que los precios de los alimentos básicos han llegado a subir hasta un 80% en países pobres donde, de media, la población ya dedicaba el 75% de sus ingresos a comer.

Los motivos de la inflación son variados: el alto coste del petróleo encareció el transporte; ha habido importantes países afectados por la sequía y, como ocurre con el petróleo, el aumento de la demanda de carne en China ha desequilibrado los mercados.

Pero a ello hay que añadirle la promoción, que en muchos casos se lleva a cabo mediante subvenciones, del cultivo de maíz (Estados Unidos), soja y caña de azúcar (Brasil) y aceite de palma (Indonesia) para crear biocarburantes.