Alitalia se beneficiará de una nueva inyección de dinero público del Estado italiano y tendrá más tiempo para encontrar un comprador. El Consejo de Ministros italiano ha aprobado en este martes la entrega de otros 400 millones de euros, que se suman a los 900 millones ya dados por Roma a la aerolínea desde el mes de mayo del 2017.

La decisión del Gobierno italiano contempla asimismo una nueva prórroga hasta mayo del 2020 para que los administradores extraordinarios logren un objetivo que hasta ahora no se ha obtenido: la venta de la empresa. Son "medidas urgentes" para evitar la interrupción de la operatividad de Alitalia, han comentado, en una nota escrita, desde el Gobierno italiano.

¿Guiño a Lufthansa?

El préstamo tiene como fin "financiar necesidades impostergables para la gestión de Alitalia" y para poner en marcha medidas que sirvan para mejorar el rendimiento de la compañía, ha añadido asimismo el Ejecutivo italiano. Una declaración de intentos, esta última, que algunos analistas italianos han interpretado como un guiño de Roma a la alemana Lufthansa, la cual ha hecho saber que sólo invertiría en una Alitalia reestructurada.

"La empresa necesita una reestructuración porque, de lo contrario, no se puede vender", ha dicho, en la misma línea, el viceministro de Desarrollo Económico, Stefano Buffagni. El Gobierno italiano no aclaró, sin embargo, si estas medidas incluirán nuevos recortes y despidos de trabajadores en los próximos meses. Mientras que el diario económico Il Sole 24 Ore ha especulado que, en caso de que Lufthansa adquiera la aerolínea, también Qatar Airways podría tener interés en comprar una parte de la misma.

En cualquier caso, antes de que esto ocurra, una posibilidad es también que el Gobierno italiano deba dar nuevas explicaciones a la Comisión Europea (CE) por este último préstamo, que podría ser considerado una ilegítima ayuda de Estado. Esto pues, además, la CE ya mantiene abierta una investigación por las ayudas del 2017.

Camino accidentado y problemas estructurales

La decisión de Roma, propuesta por el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y los ministros de Economía y Desarrollo Económico (respectivamente, Roberto Gualtieri y Stefano Patuanelli), llega después de que por siete veces la compañía fracasara en encontrar un comprador.

La última vez fue en noviembre pasado, cuando la concesionaria Atlantia, vinculada a los Benetton (familia cuya relación con el actual Gobierno está en sus horas más bajas, por el derrumbe del puente de Génova), rechazó a último momento ser parte de un grupo de compradores que había dado su disponibilidad a hacerse con la aerolínea.

Un panorama que, más allá de las especulaciones, hace evidente que en estos momentos hay muy pocas cosas aseguradas para Alitalia, lo que remite a los problemas estructurales de la compañía. En particular: que no se haya invertido en el pasado en las rutas aéreas en el largo radio, como han hecho muchos de sus competidores, y que los costes de la italiana se sitúen por encima de cualquier aerolínea de 'bajo coste', algo que la hace menos atractiva para el mercado.