El número de cajas ha pasado de 45 a 18 en unos meses por la presión de las autoridades y las urgencias de la crisis. Pero la cosa no acaba aquí. La oleada de uniones no implica que "los procesos de fusiones y reestructuraciones haya acabado", advirtió ayer Joaquín Almunia, comisario europeo de Competencia en un acto del Foro Nueva Economía.

Almunia defendió que los mayores requisitos de capital que van a suponer las recién aprobadas normas internacionales de Basilea III hacen "imprescindible" para las cajas acudir al "mercado a captar capital de calidad". Les instó, por ello, a usar "hasta sus últimas consecuencias" las opciones que les aporta la reforma de la ley del sector (la LORCA). Un cambio normativo, a su juicio, "imprescindible" y que incluso "tenía que haber llegado antes".

En la misma línea, Isidre Fainé, presidente de La Caixa y de la patronal del sector del ahorro (CECA), se mostró convencido de que el largo periodo de aplicación de las nuevas normas --entre el 2013 y el 2019-- va a permitir a las cajas "hacer las cosas bien hechas". Cada una, argumentó, podrá captar capital de manera distinta (emitiendo una especie de acciones o creando un banco, sobre todo) gracias a la reforma legal.

Fainé, eso sí, pidió al sector que no gané solvencia vendiendo sus participaciones en empresas españolas. "Sería buena que otras nos siguieran", dijo en referencia a las participaciones de La Caixa. El ejecutivo, al igual que el presidente del Santander, Emilio Botín, se mostró poco partidario de imponer un impuesto a las entidades financieras. Las cajas ganaron 2.538 millones de euros entre enero y junio, el 29% menos.