La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles (Anfac) ha puesto sobre la mesa del Gobierno otra propuesta para configurar el nuevo impuesto que gravará las emisiones de CO2. El presidente de Anfac, Juan Antonio Fernández de Sevilla, acepta como inevitable el tributo, pero pide que se exima del mismo a los coches más ecológicos, tomando como referencia el límite europeo del 2008 de 140 gramos de dióxido de carbono o bien el de 120 de la próxima década. En la práctica, esa exención fiscal beneficiaría a la mayoría de los coches producidos en España, puesto que las fábricas del país están especializadas en la gama media-baja.

La propuesta supone la implantación de un sistema similar al bonus-malus de las aseguradoras de coches, por el que se premia a los mejores conductores y se penaliza a los que tienen más siniestros. "Partiendo de la decisión del Gobierno de unir la fiscalidad al medio ambiente, que no nos parece mal como principio, la Administración podría plantearse un incentivo en forma de exención evitando así cualquier tipo de penalización a un vehículo con una emisión baja de dióxido de carbono", aseguró Juan Antonio Fernández de Sevilla a este diario en el Salón del Automóvil de Barcelona.

OCHO FABRICAS Para ello propone que los turismos que emitan alrededor de 120 o 140 gramos por kilómetro no paguen nada del nuevo impuesto ecológico, porque son los que menos contribuyen al efecto invernadero. Ante las críticas de proteccionismo, la exención no discriminaría a los coches de países competidores.

El máximo directivo de las marcas con factoría en España y presidente de Renault España considera que la medida tendría efectos positivos sobre las ocho grandes fábricas españolas de turismos al actuar como un aliciente para las ventas y convertirse así en un nuevo factor competitivo. "Es una propuesta que es, al mismo tiempo, beneficiosa para el medio ambiente y para la industria española", argumentó.

DOS MILLONES DE COCHES La reforma impositiva beneficiaría a la mayoría de los más de dos millones de coches que salen de las plantas españolas de Renault, Seat, Opel, Ford, Citroën, Peugeot y Volkswagen. El 75% de los modelos que se producen tienen alguna versión con emisiones inferiores a los 140 gramos por kilómetro, y unos dos tercios cumplen el límite de 120 gramos previsto por la Comisión Europea para el 2012.

Entre los coches con menos CO2 se encuentran el Citroën C3 que se fabrica en Vigo, con una versión de 115 gramos de emisión, seguida por el Renault Modus (117 gramos), producido en Valladolid, y el Peugeot 207 (120 gramos), ensamblado en la planta madrileña de Villaverde. Sin embargo, un 80% de todos esos coches made in Spain se exportan, con lo que la cuota de ventas en España de los turismos hechos aquí es de poco más del 20%, muy lejos de países como Alemania, Francia e Italia, donde los coches de fabricación local superan el 50% de ventas.

Para los vehículos a los que sí se aplicará un impuesto en función de las emisiones, el presidente de Anfac defiende que se haga de forma lineal y que no se hagan distinciones sobre la tecnología con la que se logran motores más limpios.