La semana laboral de 35 horas, un "triunfo de la razón", según el canciller, Gerhard Schröder, parece estar tocando a su fin en Alemania para alivio de los que temían por la competencia con la industria de los países del este de Europa.

Daimler-Chrysler llegó a un acuerdo para trabajar más horas renunciando a una parte del sueldo a cambio de mantener durante ocho años los 160.000 puestos de trabajo. Siemens consiguió regresar a las 40 horas a cambio de no trasladar la producción. El sindicato IG Metall denunció el "chantaje" de la empresa.

"Los alemanes somos campeones mundiales de las vacaciones", dijo el presidente federal, Horst Köhler, que considera que un alargamiento de la jornada laboral "no debe ser tabú". C. FLETA