El inicio de la semana se vio marcado por la ausencia de inversores a uno y otro lado del Atlántico. La agenda del día estuvo prácticamente vacía al ser festivo. Pero los únicos dos datos de relevancia que se conocieron no hicieron más que respaldar la creencia de que lo que viene a corto y medio plazo son solo buenas noticias.

Así, el desempleo en Suecia bajó en septiembre en contra de lo previsto, mientras que Philips presentó unas ganancias de 174 millones de euros cuando el mercado esperaba unas pérdidas de 44 millones en el tercer trimestre. Ambos datos espolearon a unos índices que habían empezado el día con mucha prudencia, a la espera de la publicación de las cuentas de Citigroup, Morgan Stanley, General Electric y otros gigantes a lo largo de la semana.

De un plumazo, la bolsa española pasó de ganar apenas el 0,3% a irse un 1% para arriba. La recuperación del euro contra el dólar, que se cambió a 1,4680, influyó también en la mejora de la renta variable europea. La buena evolución que mostraron los futuros sobre los índices americanos dio más fuerzas si cabe a unos parquets que antes de comenzar la operativa de Wall Street vieron como otra empresa, en este caso Black & Decker, también elevó sus previsiones de beneficio.

El Standard & Poor´s, que lleva seis días consecutivos de subidas, su mejor racha desde junio del 2007, se despertó con un avance del 0,5%, más que suficiente para que los índices del Viejo Continente afrontaran el tramo final de la jornada libre de obstáculos. Todos subieron más del 1%, con la salvedad del Ibex, que fue perdiendo fuerza tras fracasar en su tercer intento por superar la cota de los 11.900 puntos. Al cierre se quedó en los 11.748 puntos, con una pírrica alza del 0,05%.

La debilidad de Telefónica, valor en el que dominó la toma de beneficios tras su gran semana, y la de Iberdrola frenaron el efecto de las ganancias del Santander y BBVA y, sobre todo, de las constructoras.